The anxiety of the small saver in a world of negative interests

A year ago I wrote a series of articles on monetary policy action by central banks in recent decades. I began by summarizing the state of affairs of a global economy in which central banks have acquired an enormous role so much so that their continuous interventions, first conventional and then "extraordinary", have become an everyday economic reality. While their role in managing the global financial crisis was key as they avoided a collapse in the liquidity of the system that would have undoubtedly aggravated the depression, their effectiveness in facilitating a return to growth, job creation, global deleveraging, financial sector risk reduction, sustainability of public finances and structural imbalances in their respective states is doubtful...

(Read full article in Focus Economics)

Crónicas Trumpistas

Hace dos semanas empecé una nueva sección de análisis en el digital Ecoonomía, dedicada a la realidad socieconómica norteamericana tas la llegada del presidente Trump. En la sección, denominada "Crónicas Trumpistas", pretendo ofrecer una visión más racional y menos desapasionada sobre un tema que hace correr ríos de tinta, no todo lo honesta que debería.

En esta cuestión, me sumo a una excelente reflexión del National Review, en el sentido  de que el mejor trabajo que puede hacer el periodismo sobre la presidencia de Trump es informar con veracidad. Poco más. No hace falta ni inventar, ni manipular, ni exagerar. Es caer en el mismo juego que uno pretende desenmascarar.

Pueden seguir las Crónicas Trumpistas en este enlace.

Qué es #blockchain, cómo funciona y por qué es importante

El propósito de mi nuevo artículo en Domestica Tu Economía es tratar de explicar a los lectores cuáles son los mecanismos básicos de la tecnología #blockchain, usando el mismo proceso intelectual que seguí para entenderlos. Al hacerlo, además de mejorar nuestra educación financiera, podremos hacernos una mejor idea de lo que nos depara el futuro.

Leer el artículo completo:

"Entendiendo blockchain:
cómo funciona y por qué es importante"

Más tecnología y menos construcción

El otro día estuve leyendo un muy interesante artículo en catalán de Iván Aguilar, brillante economista y analista al que tengo en gran aprecio pese a nuestras muchas discrepancias sobre el devenir de nuestra tierra natal, Cataluña.

Iván, además de ser una persona preparadísima, es una incansable ardilla de la macroeconomía, siempre inquieto, siempre royendo los datos de tabla en tabla, de gráfico en gráfico, de estudio en estudio, siempre preguntándose cosas y explicándolas de manera clara y potente. Comparto con él un incansable afán investigador, una misma visión liberal de la economía y la pertenencia a Thinknomics,  variopinto grupo de analistas, empresarios, traders, académicos e inversores arrejuntados  por el azar de Twitter (aquí nuestro perfil) con el afán de debatir y desgranar diariamente el grano económico de la paja mediática y política.  

El artículo en cuestión, titulado "Més tecnologia i menys construcció"  ("Más tecnología y menos construcción") fue publicado en VIAempresa, diario empresarial de referencia en Cataluña,  y constituye la continuación de otra muy interesante entrada titulada "L'impacte de la construcció en un país de pimes" ("El impacto de la construcción en un país de pymes"), en la cual  Iván ya nos apuntaba:

"Durante el periodo 1997-2008 España licitó, en valor absoluto, más obra civil que Estados Unidos y Alemania juntos. La obra civil absorbe muchos más recursos financieros que ninguna otra actividad productiva, así que el efecto perverso es doble: no sólo provoca el aumento de los precios residenciales sino que capta una parte importante de los recursos financieros disponibles. El resultado es la aparición de los, en términos técnicos, lazy banks, es decir, el sector bancario financia mayormente actividades económicas que proporcionan rentas garantizadas como fueron las hipotecas y la obra civil. 

Cuando el sector público construye una línea de metro, por poner un ejemplo, los bancos saben que los precios de los pisos del trayecto aumentan notablemente. Es por ello que conceden crédito para construir también pisos: saben que el aumento de la población conllevará hospitales, escuelas y todo tipo de obra pública que aumentará sus beneficios. Por qué los bancos deberían asumir riesgo financiando tecnología o industria? No tienen ningún incentivo: a corto plazo lo más seguro es financiar hipotecas y obra civil."

Se trata de un fenómeno que se agrava, además, por el tamaño de las empresas de nuestro país, en su mayoría pequeñas y medianas. Ellas son las más afectadas por este proceso de captación de crédito, por lo que acaban sufriendo restricciones financieras permanentes.

Aunque la orientación de ambos artículos quiere ser regional, sus análisis y conclusiones son extensivos a la realidad económica española.  Hecha la introducción, les dejo con Iván.

 

Más tecnología y menos construcción

(Por Iván Aguilar)

El papel de la regulación y de la inversión pública en una economía de mercado tiene el objetivo de incrementar la productividad de los factores de producción, que son el capital y el trabajo. Cuando otros leit motiv entran en juego, el coste es elevado y resulta fácil que provoquen una caída importante y sostenida de la productividad y, por tanto, de los salarios y los beneficios empresariales. Las consecuencias no se limitan al canal de inversión de las pymes, sino que alteran todas las reglas conocidas de asignación del capital.

Los sectores que son intensivos en crédito bancario y, por tanto, sensibles a los tipos de interés, sufren una gran devastación a medida que los precios residenciales aumentan (y con ellos, los tipos de interés); el resultado es que este capital huye hacia sectores no dependientes del sector financiero como es el turismo, el ocio y servicios asociados. La investigación científica y la innovación sufren muchas dificultades, ya que son intensivas en el uso de recursos bancarios y financieros como la industria o las tecnologías de la información. La lección es que la ciencia y la tecnología necesitan la competencia para su correcto desarrollo y que lograr estándares elevados no es sólo un tema de dinero, sino también de incentivos y buena regulación.

Un giro a la inversión

Los cambios estructurales no son rápidos ni sencillos de realizar pero creo que son necesarias algunas medidas para corregir estos desequilibrios. La primera es repensar toda la política de inversión pública. Las infraestructuras son vitales sólo si responden a una demanda existente no satisfecha, pero su impacto sobre el PIB es negativo vía productividad si se limitan a trasladar demanda de un lugar a otro. En nuestro país las infraestructuras de este último tipo son de las más habituales y el impacto sobre las empresas catalanas es muy pernicioso. La inversión en infraestructuras urbanas tiene un impacto enorme sobre los precios de la propiedad residencial y, como hemos comprobado tras la Gran Recesión, un efecto muy pernicioso sobre las finanzas públicas y los fundamentales macroeconómicos catalanes.

Los países que acreditan niveles de vida más elevados hacen contención de la obra civil y son más intensivos en gasto público corriente, al tiempo que tienen una regulación que incentiva la competencia y la flexibilidad. La financiación es un bien escaso y un abuso en un sector implica la reducción en el resto. La regulación no debe impedir que el capital vaya a los sectores con poco valor añadido como la construcción y la obra civil. Cabe destacar que los efectos no se reducen a la oferta de crédito sino que la demanda también se ve profundamente afectada. El aumento de la proporción de la renta que las familias gastan en comprar o alquilar vivienda estresa el resto de sectores y la estructura económica.

El tamaño de las empresas es una barrera importante para impulsar con fuerza el sector tecnológico e industrial debido a la ausencia de economías de escala. Uno de los grandes debates actuales es sobre qué hay que hacer para tener más industria y menos construcción. La política de austeridad fiscal ha reducido significativamente el gasto en obra civil y no es extraño que, en combinación con los bajos tipos de interés, la industria catalana esté en plena expansión en los últimos años. La mala noticia es que las reformas regulatorias en materia de competencia han sido inexistentes y que, por tanto, esta industria se fundamenta en empresas demasiado pequeñas que quebrarán enseguida que el ciclo cambie de signo. El reto es, pues, conseguir que estas empresas crezcan y estén fuertemente capitalizadas y sean resistentes durante las recesiones. Esto sólo lo podemos conseguir mediante la contención del sector de la construcción y vía regulación.

La financiación que saca el tranvía por la Diagonal

Una política de inversión pública conservadora en obra civil permitirá ayudar a contener los precios inmobiliarios y obligará al sistema financiero a reducir su dependencia del sector público. Para hacernos una idea: el sistema bancario español o italiano tiene un 9% de deuda pública en su balance por un 3% en Alemania. En los países del centro o del norte de Europa lo más habitual es no llegar al 2%. Este diferencial supone toneladas de financiación para las empresas y mucho más valor añadido, y es que el coste de oportunidad de la obra civil no sólo es elevado sino que perdura durante muchos años.

En este sentido, no parece que nada haya cambiado, debates como el del tranvía de la Diagonal sólo incentiva a los bancos a denegar crédito al sector industrial y tecnológico y a esperar estas políticas que les aseguran rentas sin riesgo. El gobierno municipal haría bien no haciendo ninguna de las dos obras porque ambas están concebidas para impactar sobre el precio de la vivienda y ninguna de las dos responde a una demanda sin satisfacer. Ambas tienen un impacto negativo sobre el PIB catalán a medio plazo.

Por otra parte, la regulación. ¿Qué tipo de regulación necesita Cataluña? No hay que inventar demasiado. Las barreras y los controles tienen costes de transacción muy elevados en términos de economía sumergida, así que la transparencia y la libertad económica son obligadas y, además, aumentan considerablemente la recaudación. La literatura es muy clara al respecto: el mercado laboral y el sistema fiscal son muy anormales y excesivamente rígidos. porque en los ciclos recesivos resultan una carga muy pesada para las pymes. Cerrar suele ser mucho más barato que aplicar planes de viabilidad. Los sectores llamados estratégicos destacan todos por tener un coste elevado, tanto para el sector privado como por el público. Energía, Infraestructuras, Transporte, Telecomunicaciones o Finanzas son ejemplos bien conocidos y una barrera importante para el crecimiento de las pymes. Al background institucional formal hay que añadir también el informal.

No necesitamos más empresas

Cataluña (y España) se caracteriza por tener empresas mucho más pequeñas que en los países donde los sectores manufacturero y tecnológico están bien implantados. Concretamente, la diferencia radica en la ausencia de empresas medianas y grandes. Como he comentado antes, las pymes no crecen y la relación activos/fondos propios es demasiado elevada. Hay que incentivar el crecimiento del patrimonio neto y para conseguirlo, la única forma efectiva conocida es la flexibilidad de los mercados. En este sentido, el discurso mainstream sobre el emprendimiento no es el mejor, porque no necesitamos más microempresas sino que las existentes puedan crecer y ser competitivas.

En definitiva, ningún país rico del mundo lo es a base de impulsar el precio de la vivienda y de imponer barreras a la actividad económica. Las casi inexistentes reformas estructurales tras la Gran Recesión suponen que el cambio de la estructura productiva de la economía catalana iniciado en 2013 se revertirá tan pronto como las restricciones fiscales desaparezcan o venga otra recesión.

 

Analizando las cifras del Plan Económico de Podemos

Artículo de análisis económico escrito junto con Pilar García de la Granja y Daniel Lacalle y publicado en la edición dominical de El Mundo el 21/02/2016. Con gráficos de Javier García Echegaray y Absolutexe.

Aquí pueden consultar la edición digital.

Máxima expectación para conocer un proyecto-memoria económica y financiera, fundamentos políticos y resortes administrativos de Podemos para instalar en España la Revolución Política, Progresista y de Cambio de la “gente”.

El proyecto económico fiscal de país es, a nuestro juicio, fundamental, para entender que modelo que política económica quieren implantar en España, sobre qué premisas y cuáles pueden ser sus consecuencias para España y los españoles. Aunque lo primero que debemos tener en cuenta es que Podemos quiere y defiende un referéndum de Independencia para Cataluña – y posiblemente para el resto de comunidades que lo pidan como el País Vasco –, de realizarse éste referéndum y de salir SÍ, todo este proyecto de ingeniería económico-fiscal quedaría en agua de borrajas, para empezar porque se perdería el 18% del PIB de España que actualmente supone Cataluña.

Pero seamos positivos y pensemos que con o sin consulta, Cataluña seguirá siendo parte de España. El “cuadro macroeconómico” que presenta la memoria del documento programático es el siguiente:

Tabla extraída de la propuesta económica de Podemos.

Las cifras presentadas trabajan a propósito con ratios sobre PIB, que permiten dibujar un panorama más difuso y favorable a la propuesta. Traducción: los economistas de la formación morada han formulado unos números que están destinados a beneficiar y hacer atractiva su propuesta, y que no son realistas. Los cálculos de Podemos suponen una estimación de crecimiento sostenido del PIB en el entorno del 6% hasta 2019, lo que casi nos empareja con países como China. Estamos hablando de más de 280.000 millones de euros sobre 2015, algo realmente inaudito, teniendo en cuenta la evolución de nuestra economía.

Ni España, ni ningún país del primer mundo han crecido en los últimos 30 años a un ritmo del 6% del PIB. España no cuenta con recursos naturales que permitan pensar que de su explotación se podría incrementar el PIB de esa manera –no tenemos ni petróleo, ni minas de diamantes, ni yacimientos de coltán-.  Ni está claro que, aún teniendo esos recursos, España pudiera generar riqueza de esa forma tan espectacular. El PIB (Producto Interior Bruto) es la suma de bienes y servicios que produce un país, y hay ejemplos para aburrir de países que incluso teniendo fuentes naturales de riqueza se han arruinado simplemente por coyunturas globales y defectuosa gobernanza, como Venezuela, Argentina o Nigeria. Hay países como Japón, con enorme riqueza y mucha mayor inversión pública, que están sumidos en el estancamiento desde hace décadas.

La formación morada parte, además, de las propias previsiones del Partido Popular, que ya de por sí incluyen una sobrevaloración del PIB, todo ello sin considerar los riesgos coyunturales que pueden llevar a la baja estos datos, desmontando todo el tinglado ya desde el primer año. 

El crecimiento anterior se acompaña con una nueva senda de reducción del déficit, que del -2,8%/-1,5%/-0,3%/-0,3% actuales de 2016 a 2019, pasa a ser del -3,9%/-3,5%/-2,3%/-2,2%. Todo ello, expresado en cantidades absolutas, significa un déficit anual de -45,3/-42,7/-30,4/-30,2 miles de millones de euros respectivamente, déficit que se traducirá en un incremento muy notable de la deuda pública, eso sí, camuflado por nuestro increíble crecimiento, que la dejará en el 90,7% del PIB. Todo muy bonito.

El primer escollo con el que se encuentran los economistas de Podemos, y que por supuesto no aparece en su Plan de Unicornios Amarillos, es Bruselas. España forma parte de la Unión Europea y tiene unos compromisos de déficit que debe cumplir. Por supuesto Europa, que YA está siendo flexible en el cumplimiento de déficit para España, no permitirá un cuadro como el que pinta Podemos, pero lo que es aún peor, este escenario nos enfrentaría a las instituciones europeas de la misma forma en la que Varoufakis se enfrentó en su día, y ya estamos viendo los resultados de Grecia.

Pablo Iglesias se la juega al movimiento “revolucionario político por el Cambio” que lidera el fracasado Varoufakis en Europa, un economista que fue expulsado del gobierno de Tsipras sin contemplaciones. Piensa Iglesias que con Varoufakis, Tsipras y Renzi pueden promover un movimiento de la Europa del Sur contra la Europa del Norte que bien, apoye sus políticas, o bien salga del euro. Sin sonrojos.

Resulta importante destacar que las acciones programáticas de Podemos se basan en estos supuestos económicos, que se dan por hechos. Cabe preguntarse cómo, de cumplirse, pretenden convencer a la Unión Europea que, creciendo como motos, pasemos olímpicamente de reducir nuestros números rojos. Puro wishful thinking.

Sobre este endeble armazón, Podemos construye su propuesta de gasto adicional para la legislatura (96.000 millones para 2019), destinado a “revertir los recortes en los servicios públicos fundamentales”, a la puesta en marcha de programas sociales (entre ellos, un “Plan de Renta Garantizada”) y a inversiones públicas (“Plan de Transición Energética”, gasto en I+D+i…) potenciadas, ojo al dato, por una banca pública creada a partir de Bankia, Banco Mare Nostrum e ICO.  ( Lo que implicaría, para empezar, sacar de bolsa Bankia). Como apuntaba un sensato y avispado tuitero, “que todo ello no dependa del gobierno español sino de las autoridades europeas, es un detalle irrelevante”.

No vamos a entrar en el detalle de los gastos, porque se trata de una decisión política sometida a la ideología de los proponentes, pero sí debemos analizar con detalle los ingresos que van a posibilitar dichos gastos. Y ahí entramos en los terrenos del Mago de Oz:

De los 96.000 millones señalados, 68.000 (un 70,83%, señalados en rojo) se encomiendan a fuentes de financiación totalmente inciertas y poco acreditadas:

  • 12.000 millones obtenidos de la lucha contra el fraude fiscal. Al menos, ya no son los 45.000 millones que proclamaban antes de las elecciones. Les invitamos a revisar las medidas del programa, en donde advertimos muchos más gastos probables (de personal, operativos y costes ocultos) que ingresos esperados. Este dato, siendo el más plausible de todos no se implanta con un mayor número de inspectores fiscales, sino con lo que ellos denominan “el concurso ciudadano”, básicamente chivarse de lo que tiene el vecino en nombre del patriotismo mal entendido. Buscan crear escuadrones vecinales de chivatos profesionales del régimen. ¿Les suena?
     
  • 29.700 millones de, toma castaña, “efecto multiplicador”. Merece la pena leer la explicación sobre esta cantidad:

    "El gasto público del Estado genera actividad económica, lo cual se traduce finalmente en un mayor consumo e inversión y, con ello, en mayor recaudación fiscal. Teniendo en cuenta que este multiplicador del gasto es claramente mayor que el multiplicador de los impuestos, el efecto estimado sobre los ingresos que cabe esperar por esta vía es de 29 700 millones de euros”.

    Ahí lo dejan, y se fuman un puro. Nos lo tenemos que creer, porque sí.

    En éste punto, hay que explicar que el gasto público se financia de dos maneras: vía impuestos, o vía financiación en los mercados. Una financiación que tiene un coste ( denominado el interés de la deuda), y que hay que pagarlo al prestamista. Es decir que es una premisa falsa. Otro Unicornio Amarillo.

     
  •  26.300 de los “ahorros” (=menos esfuerzo de ajuste) derivados de la nueva senda de reducción del déficit. Sí, esa que las autoridades europeas concederán graciosamente sin contrapartida alguna. Vamos, como en el caso de Grecia o de Portugal.

El resto de ingresos, 28.000 millones (un 29,17%) corresponden a la recaudación adicional esperada de una nueva reforma fiscal. Dicho en román paladino: más impuestos, salvo en el caso de IVA (merced a unos confusos ajustes), lo que supone superar los 200.000 millones de euros en las principales figuras impositivas, techo que sólo se consiguió en el pico más alto de nuestra monumental burbuja inmobiliaria. Ya nos explicarán cómo se consigue tal objetivo con un 20% de paro y con una economía todavía en lenta senda de recuperación de niveles precrisis, sin construcción ni turismo y con el ajuste productivo aún sin consolidar.

La pregunta en éste punto es obvia: ¿Pretende Podemos construir mas carreteras, mas Aves a ninguna parte, más Universidades, más puentes? ¿Quizá pantanos? ¿Exactamente en que piensa invertir Podemos el dinero público? Dicen que contrataran un millón de funcionarios más, España pasaría de tres millones a cuatro millones de funcionarios: ¿Es eso inversión productiva o se puede denominar de otra manera?

En materia de Inversión Inmobiliaria, su política es franquista: se trata básicamente regresar a las medidas que estaban en las leyes de 1947, 1957 y 1964. 

Gráfico: Absolutexe

Merece la pena recordar en este punto que el impacto de las reformas fiscales emprendidas en el período 2011-2014, tan ferozmente criticadas por Podemos, supuso ya 31.112 millones de euros adicionales a las arcas del estado. También resulta interesante destacar que el desvío de los ingresos tributarios sobre lo presupuestado, en ese mismo período, fue de -17.107 millones de euros. Hagan cálculos. ¿En cuánto se pueden quedar finalmente esos 28.000 millones?

Interesante también es es el punto del IVA del 25% para los “productos de lujo”. Una propuesta que es imposible porque la UE no permite tipos impositivos superiores en el IVA al general ( que está en el 21%). Pero les da igual, porque ellos en realidad lo que quieren es cambiar Europa. En todo caso, conviene recordar que la Industria del Lujo da trabajo en España directamente a 200.000 personas ( individuos con familias), y que el año pasado supuso ventas superiores a 10.000 millones de euros. El ingreso medio de un artesano de la marroquinería, joyería, industria del calzado de lujo o de moda es superior a la media. Todo rllo sin entrar en el turismo de lujo y su impacto en la Economía, o en la gastronomía de lujo y su capacidad de movilizar crecimiento económico local. Detalles sin importancia: el lujo es malo.

El documento establece que el esfuerzo en IRPF recaerá sobre las rentas mayores de 60.000 euros de base imponible. De nuevo, recordemos: las rentas de más de 60.000 euros generan apenas un 33% del total de la recaudación. Apretando a estos contribuyentes, retocando deducciones y corrigiendo “la dualidad de la tarifa entre rentas del trabajo y ahorro” se pretende recaudar 10.000 millones adicionales. Ahí es nada.

Sumen a ello una “reforma en profundidad del Impuesto de Sociedades” (+12.000 millones) y la recuperación de Patrimonio y Sucesiones (+2.000 millones). Pero es que además se sacan de la chistera “otros” 8.000 millones de euros en “fiscalidad verde” (atentos a las medidas), un “impuesto de solidaridad” a las entidades financieras y el Impuesto sobre Transacciones Financieras (la famosa Tasa Tobin).

Esto es: impuestos, impuestos y más impuestos que, de forma directa o indirecta, acabarán pagando sí o sí “la gente” para la que pretenden legislar.

Es más, ¿tal incremento fiscal sobre familias y empresas no va a tener repercusión en el estratosférico crecimiento esperado? ¿No afectará al consumo, a la inversión y al emprendimiento, y por ende al multiplicador mágico? ¿Dónde se contempla la reacción de los agentes económicos a estas medidas? ¿Y la supervisión y armonización europeas? Demasiados interrogantes para demasiado humo. 

Montoro, con la mayor subida de impuestos de la historia, subiendo 5 puntos el marginal por la necesidad de cuadrar las cuentas, aumentó la recaudación de IRPF en 4.000 millones. Ellos creen que van a sacar más del doble.

No hablan ya de "impuestos a rentas altas" sino "acomodadas". En Navarra o Cantabria ya han demostrado que suben los impuestos a todos. Especialmente a los pobres, incrementando los indirectos -gasolinas, etc-.

La media histórica de errores en estimación de ingresos fiscales, según el BCE, es del 1% del PIB. Eso significa que Podemos lanzaría a España a un déficit anual superior al 8%, el mayor del mundo y unos 240.000 millones más de deuda. Eso llevaría a la prima de riesgo a dispararse aunque el BCE nos apoye, como hemos visto en Portugal o Grecia.

Podemos se ha inventado el multiplicador del gasto corriente. Estiman una expansión económica que duplica el crecimiento medio histórico del PIB nominal aumentando en 93.000 millones el gasto corriente. No la inversión.

Es una broma pensar que la solución es gastar más cuando llevamos ocho años con una expansión fiscal de más de 60.000 millones anuales. Pero es alucinante que Podemos pida más déficit -más deuda- cuando en sus mítines y sus cientos de horas de televisión han estado pidiendo insistentemente auditoria de la deuda, impago y salida del euro. ¿Quieren pedir más para luego no pagar? Genial.

El plan es claramente anti empleo y anti crecimiento, subirá impuestos a Pymes y autónomos, y no existe un solo caso de semejante subida de impuestos y aumento del gasto en la OCDE que haya generado crecimiento del empleo.

Podemos olvida el impacto del aumento de flujo de deuda aunque el BCE la monetice. Un dato relevante: cada 1% de eventual incremento del coste de la deuda de aquí a 2019, supone unos 10.000 millones de gasto adicional. Además, aumentar el déficit en tal cantidad va a disparar la prima de riesgo, y con ello destruye el acceso a crédito de empresas y familias.

En fin, juzguen ustedes mismos. 

Daniel Lacalle es economista y director de inversiones en Tressis Gestión.

Sebastián Puig (autor de este blog) es analista, escritor y conferenciante.

Pilar García de la Granja es periodista, especializada en información económica y Jefe de la corresponsalía de Tele5 en Nueva York.

 

Mi intervención radiofónica en Gestiona Radio @pulsogestiona 17/12/2015

Hoy fui invitado a participar en la hora #twecos del programa Pulso Empresarial de Gestiona Radio. Se trata de mi primera experiencia divulgativa en la radio y ha resultado muy interesante, gracias también a la profesionalidad del conductor del espacio, Rubén Gil.

Ustedes juzgarán. Hasta tiene su lado friqui.

Hello, World!