La excesiva discrecionalidad administrativa y sus incentivos perversos
El pasado 10 de marzo se publicó en Sintetia la segunda entrega de la serie de artículos escritos conjuntamente con Simón González de la Riva sobre el concepto de "Administración Posible". En esta segunda parte analizamos el amplio espacio de discrecionalidad que la administración se otorga en su relación con los ciudadanos.
¿Esto qué significa? Que su actuación no será siempre automática ni estará sujeta a un parámetro o conjunto de parámetros fijos y previsibles, determinados a través de unas potestades regladas por ley. Bien al contrario, la norma suele otorgar a la administración una importante capacidad de decisión basada en términos abstractos, difusos e incluso totalmente subjetivos. Porque, ¿cuándo una medida se convierte en “idónea”? ¿Cuál es el alcance “adecuado” de una regla? ¿En qué punto del abanico de posibilidades existentes va a entender una administración que algo es “suficiente”?
Leer el artículo completo: Otra Administración es Posible (II): Discrecionalidad e Incentivos
El inmenso poder de la duda
Les recomiendo esta fantástica charla en TED sobre el poder de la duda y la necesidad de no aferrarse a falsas promesas y unicornios, abrazando la incertidumbre.
Como decía Dante:
“Amo dudar tanto como saber”
Aquí tienen la transcripción en inglés.
Nuevas tendencias financieras: el Personal Crowdfunding
Un dato que sorprende a muchos de mis interlocutores cuando hablo o escribo sobre el tema, es que los Estados Unidos sean una potencia mundial en filantropía y trabajo voluntario. Esa visión sesgada del país como cuna del capitalismo más feroz e individualista, propugnada a menudo por determinados sectores políticos, choca con la cruda realidad de los datos. Hagamos un breve recorrido.
Las donaciones en EEUU alcanzaron el 2014 la cifra de 358,38 millones de dólares. En ese mismo año, las organizaciones sin ánimo de lucro pagaron casi un 10% de los sueldos y salarios del país, y supusieron un 5,3% de su PIB. Por otra parte, de 2009 a 2013, un 25,4% de norteamericanos había dedicado tiempo a trabajos voluntarios. Estamos hablando de más 80 millones de personas: 1,7 veces la población de España. ¿A qué áreas específicas dedican ese trabajo? Aquí tienen un desglose:
Vistos los datos anteriores, no es de extrañar que esta acreditada tradición filantrópica se haya extendido también a los nuevos canales de financiación que despuntan en el nuevo siglo, como el crowdfunding (en español micromecenazgo). Mediante este sistema, se ponen en contacto personas que demandan recursos financieros para sus proyectos con muchos pequeños inversores u ofertantes de dichos recursos.
Pues bien, en Estados Unidos ya funcionan a pleno rendimiento plataformas de “personal crowdfunding” dedicadas a recaudar fondos para necesidades de naturaleza personal: gastos médicos, pagos de deudas hipotecarias o de tarjetas de crédito, realización de estudios, proyectos educativos, sociales o creativos, etc. Aquí les mostramos las cinco más relevantes. Una tendencia en auge que muy pronto veremos despegar también por aquí:
1. GoFUndMe: lanzada en 2010, GoFundMe se ha convertido en una de las plataformas líderes para financiar causas personales y necesidades de la vida diaria En el último año, millones de personas han colaborado aportando más de 2.000 millones de dólares a quienes han solicitado ayuda. Aquí pueden consultar algunas de sus campañas. Impresiona.
2. Indiegogo: aunque se trata principalmente de una plataforma de lanzamiento para ideas creativas y empresariales de muy diversa naturaleza, tiene un amplio espacio para apoyo de causas personales o comunitarias.
3. FundAnything: otro espacio de crowdfunding donde individuos o grupos pueden crear campañas relativas a historias o causas personales y conseguir fondos para cubrir sus necesidades. Como dato curioso, destacar que la plataforma cuenta como socio financiero estrella a Donald Trump, empresario y actual contendiente en la carrera presidencial de los Estados Unidos por el Partido Republicano.
4. Give Forward: plataforma especializada en sufragar gastos médicos y apoyada por importantes medios de comunicación y empresas tecnológicas. Lleva ya recaudados hasta la fecha más de 185 millones de dólares. Merece la pena visitarla.
5. YouCaring: lo que distingue esta potente plataforma de las anteriores es que no cobra ninguna “tarifa”, esto es, no retiene el habitual porcentaje de lo recaudado para financiar su funcionamiento. Los gastos de operación son sufragados por donantes voluntarios. YouCaring ha recaudado ya la friolera de 335 millones de dólares.
Pese a todas las calamidades que todavía asolan nuestra realidad, la capacidad de la gente para hacer el bien siempre supera todas mis expectativas. Es algo que nunca deja de maravillarme. “Kindness is Powerful”, “La Bondad es Poderosa”, reza uno de los lemas de las anteriores plataformas. Es cierto. Y cuando esa bondad se alía con las nuevas tecnologías para llegar a quienes más la necesitan, los resultados son extraordinarios.
Otra Administración es posible (I)
Primer artículo de una serie que inicio en Sintetia con Simón González de la Riva, desarrollando el concepto de Administración Posible Se trata de convertir el actual juego político de “gestión por ocurrencias” en un proyecto colaborativo basado en el pragmatismo y el aprovechamiento de las fortalezas existentes:
Entrevista en Crédito y Caución
El pasado dos de marzo se publicó la entrevista que me realizó Crédito y Caución, donde hablo, entre otras cosas, sobre la evolución económica mundial, así como la situación actual española. La entrevista fue efectuada por Javier Labiano.
Entrevista #Twecos: Sebastián Puig
Criticar con sensatez y respeto es posible (II)
He decidio anticipar unos días la continuación a mis reflexiones sobre la crítica, antes que se me indigeste del todo la ensalada de despropósitos que ha supuesto el debate en las redes de las jornadas de investidura.
Como apuntamos en la entrada anterior, en su sentido estricto y etimológico, crítica es el arte de juzgar. Así, como un arte de difícil ejecución, es como deberíamos entenderla y así lo era en la antigüedad. Es generalmente aceptado que fue Aristóteles quien estableció los cimientos de la crítica universal. Su precisión de pormenores, la sutileza de su análisis y la exactitud de sus definiciones han sido el punto de referencia imprescindible hasta nuestros días. A partir de Aristóteles, el arte de la crítica, en todos sus ámbitos, se ha entendido como un ejercicio sistemático y responsable con una triple misión: explicar, clasificar y juzgar.
Conviene subrayar estos dos últimos adjetivos: sistemático y responsable. Sin un estudio minucioso del asunto a evaluar, de sus antecedentes y circunstancias, es imposible efectuar una crítica que merezca tal nombre. Pero además, dicho estudio debe ser responsable; es decir, carente de personalismos, de prejuicios y moderado en sus conclusiones, tanto a la hora de alabar como de censurar. Para efectuar la crítica en los términos acabados de expresar, es necesaria una adecuada formación. Y ello nos obliga a pasar por el filtro de la propia autocrítica. Por tanto, el primer paso debería consistir en ser humilde: reconocer que todo es mejorable, saber considerar las opiniones ajenas aunque nos sean contrarias y admitir nuestros errores, incluso públicamente.
Es legítimo sentir orgullo por nuestros logros, pero su exceso puede llevarnos a la autocomplacencia o, lo que es peor, a la soberbia. Sólo desde este punto necesario de humildad podremos valorar los hechos en su justa medida y evitar los errores más comunes a la hora de ejercer la crítica, a saber:
- Emitir juicios sobre materias que nos son desconocidas.
- Confundir la crítica de una obra u acción con la de su autor.
- Juzgar aquello que no es claro y patente.
- Basar nuestra opinión simplemente en criterios ajenos, sin tener plena seguridad en la autoridad, veracidad y oportunidad de los mismos.
En conclusión, ejercer la crítica de forma fundamentada, objetiva y respetuosa, no debería ofender a nadie, al constituir una oportunidad de mejora y enriquecimiento general. Ello exige, como se ha dicho, competencia, responsabilidad, humildad y amplitud de miras para reconocer los propios errores y limitaciones.
De hecho, hemos ido avanzando en la historia impulsados por un continuo afán de mejora, y debemos continuar exigiéndonos esta permanente superación. De lo contrario corremos el riesgo de convertirnos en seres blandos y acomodaticios, susceptibles de ser manipulados y dirigidos por cualquier advenedizo oportunista que se cruce en nuestra trayectoria vital.
Criticar con sensatez y respeto es posible (I)
Siempre que me preguntan por mi ideología, suelo responder lo mismo: soy un liberal imperfecto y harto dubitativo. No me gustan nada las etiquetas y trato siempre evitar prejuicios o encasillamientos apriorísticos, porque ello me impide analizar la realidad debidamente y ser critico (con todas mis limitaciones) ante aquellos hechos que me desagradan o no me convencen, vengan del espectro ideológico de donde vengan. Otra cosa es que lo consiga...
Sin embargo, según podemos comprobar cada día en los medios de comunicación y redes sociales, el hecho de "atacar" una iniciativa, opinión o tendencia concreta significa en automático "atacar" al todo que la contiene, "denostar" al partido político, organismo o individuo que la ejerce y, por consiguiente, "pasarme al bando contrario" como enemigo de la causa. Dicha reacción, que ocurre cuando se argumenta desde la emoción y las entrañas, indica una concepción errónea del verdadero significado de la palabra crítica y, muchas veces, una palmaria falta de educación.
He escrito y hablado a menudo sobre esta misma cuestión. En esta entrada y la siguiente trataré de rescatar mis antiguos argumentos. Para comenzar, veamos lo que dice la Real Academia Española sobre el verbo criticar:
- tr. Analizar pormenorizadamente algo y valorarlo según los criterios propios de la materia de que se trate.
- tr. Hablar mal de alguien o de algo, o señalar un defecto o una tacha suyos. Lo critican por sus declaraciones. Le critican su ropa. U. t. c. intr.
Cabe reseñar que el significado original de la palabra crítica (del griego κριτική) es "el arte de juzgar de la bondad, la verdad y belleza de las cosas". De dicha concepción primera hemos pasado a la mayoritaria identificación de la acción de criticar como sinónimo de censurar (la segunda acepción de la RAE). Curiosamente, esta misma palabra, censura, antiguamente significaba evaluación, juicio, pero con el tiempo fue adquiriendo la naturaleza de reprobación que tiene en la actualidad.
Hoy en día, y especialmente en nuestro país, es muy difícil entender y aceptar la crítica desde un punto de vista neutral. No digerimos nada bien que alguien evidencie nuestros errores o muestre públicamente los aspectos mejorables de nuestras acciones o planteamientos, aunque la crítica se haga de manera educada, fundada, constructiva y erudita. Tal esta visión negativa reduce los beneficios que sin duda reporta una actitud crítica positiva (e incluyo la autocrítica) ante la realidad, y convierte el actual debate de ideas en un ruidoso intercambio de expresiones airadas, improperios, insultos, cuando no amenazas. En el ínterin, el contraste proactivo de pareceres y la construcción de conocimiento compartido mueren de inanición. Y así nos va.
Siguiendo con la semántica, R. Barcia expone en su excelente Primer Diccionario Etimológico de la Lengua Española, de 1880:
"La crítica no es otra cosa que la gran ciencia del criterio".La palabra criterio, a su vez, proviene del griego kritérion, forma de krínein, juzgar, y se entiende por "norma o medida para conocer la verdad" y también "juicio o discernimiento". De ahí toma la crítica su significado original: "el arte de juzgar". El propio Barcia propone una interesante distinción entre crítica y censura:
"(sic) Me parece que una crítica es el examen raciocinado de una obra de cualquier naturaleza que sea; y que una censura es la reprehensión precisa y modificada de lo que ofende a la verdad o la ley .../... Decir de un sistema que está mal enlazado o desmentido por la experiencia; de un principio de retórica o de poética, que es falso o no tan general como se pretende, esto es censura; probar que la cosa es así, esto es crítica".Finalmente, y citando a March, podríamos concluir por hoy:
"se debe criticar con buen gusto y censurar con moderación".To be continued...
Analizando las cifras del Plan Económico de Podemos
Artículo de análisis económico escrito junto con Pilar García de la Granja y Daniel Lacalle y publicado en la edición dominical de El Mundo el 21/02/2016. Con gráficos de Javier García Echegaray y Absolutexe.
Aquí pueden consultar la edición digital.
Máxima expectación para conocer un proyecto-memoria económica y financiera, fundamentos políticos y resortes administrativos de Podemos para instalar en España la Revolución Política, Progresista y de Cambio de la “gente”.
El proyecto económico fiscal de país es, a nuestro juicio, fundamental, para entender que modelo que política económica quieren implantar en España, sobre qué premisas y cuáles pueden ser sus consecuencias para España y los españoles. Aunque lo primero que debemos tener en cuenta es que Podemos quiere y defiende un referéndum de Independencia para Cataluña – y posiblemente para el resto de comunidades que lo pidan como el País Vasco –, de realizarse éste referéndum y de salir SÍ, todo este proyecto de ingeniería económico-fiscal quedaría en agua de borrajas, para empezar porque se perdería el 18% del PIB de España que actualmente supone Cataluña.
Pero seamos positivos y pensemos que con o sin consulta, Cataluña seguirá siendo parte de España. El “cuadro macroeconómico” que presenta la memoria del documento programático es el siguiente:
Tabla extraída de la propuesta económica de Podemos.
Las cifras presentadas trabajan a propósito con ratios sobre PIB, que permiten dibujar un panorama más difuso y favorable a la propuesta. Traducción: los economistas de la formación morada han formulado unos números que están destinados a beneficiar y hacer atractiva su propuesta, y que no son realistas. Los cálculos de Podemos suponen una estimación de crecimiento sostenido del PIB en el entorno del 6% hasta 2019, lo que casi nos empareja con países como China. Estamos hablando de más de 280.000 millones de euros sobre 2015, algo realmente inaudito, teniendo en cuenta la evolución de nuestra economía.
Ni España, ni ningún país del primer mundo han crecido en los últimos 30 años a un ritmo del 6% del PIB. España no cuenta con recursos naturales que permitan pensar que de su explotación se podría incrementar el PIB de esa manera –no tenemos ni petróleo, ni minas de diamantes, ni yacimientos de coltán-. Ni está claro que, aún teniendo esos recursos, España pudiera generar riqueza de esa forma tan espectacular. El PIB (Producto Interior Bruto) es la suma de bienes y servicios que produce un país, y hay ejemplos para aburrir de países que incluso teniendo fuentes naturales de riqueza se han arruinado simplemente por coyunturas globales y defectuosa gobernanza, como Venezuela, Argentina o Nigeria. Hay países como Japón, con enorme riqueza y mucha mayor inversión pública, que están sumidos en el estancamiento desde hace décadas.
La formación morada parte, además, de las propias previsiones del Partido Popular, que ya de por sí incluyen una sobrevaloración del PIB, todo ello sin considerar los riesgos coyunturales que pueden llevar a la baja estos datos, desmontando todo el tinglado ya desde el primer año.
Gráfico: Javier García Echegaray
El crecimiento anterior se acompaña con una nueva senda de reducción del déficit, que del -2,8%/-1,5%/-0,3%/-0,3% actuales de 2016 a 2019, pasa a ser del -3,9%/-3,5%/-2,3%/-2,2%. Todo ello, expresado en cantidades absolutas, significa un déficit anual de -45,3/-42,7/-30,4/-30,2 miles de millones de euros respectivamente, déficit que se traducirá en un incremento muy notable de la deuda pública, eso sí, camuflado por nuestro increíble crecimiento, que la dejará en el 90,7% del PIB. Todo muy bonito.
El primer escollo con el que se encuentran los economistas de Podemos, y que por supuesto no aparece en su Plan de Unicornios Amarillos, es Bruselas. España forma parte de la Unión Europea y tiene unos compromisos de déficit que debe cumplir. Por supuesto Europa, que YA está siendo flexible en el cumplimiento de déficit para España, no permitirá un cuadro como el que pinta Podemos, pero lo que es aún peor, este escenario nos enfrentaría a las instituciones europeas de la misma forma en la que Varoufakis se enfrentó en su día, y ya estamos viendo los resultados de Grecia.
Pablo Iglesias se la juega al movimiento “revolucionario político por el Cambio” que lidera el fracasado Varoufakis en Europa, un economista que fue expulsado del gobierno de Tsipras sin contemplaciones. Piensa Iglesias que con Varoufakis, Tsipras y Renzi pueden promover un movimiento de la Europa del Sur contra la Europa del Norte que bien, apoye sus políticas, o bien salga del euro. Sin sonrojos.
Resulta importante destacar que las acciones programáticas de Podemos se basan en estos supuestos económicos, que se dan por hechos. Cabe preguntarse cómo, de cumplirse, pretenden convencer a la Unión Europea que, creciendo como motos, pasemos olímpicamente de reducir nuestros números rojos. Puro wishful thinking.
Gráfico: Javier García Echegaray
Sobre este endeble armazón, Podemos construye su propuesta de gasto adicional para la legislatura (96.000 millones para 2019), destinado a “revertir los recortes en los servicios públicos fundamentales”, a la puesta en marcha de programas sociales (entre ellos, un “Plan de Renta Garantizada”) y a inversiones públicas (“Plan de Transición Energética”, gasto en I+D+i…) potenciadas, ojo al dato, por una banca pública creada a partir de Bankia, Banco Mare Nostrum e ICO. ( Lo que implicaría, para empezar, sacar de bolsa Bankia). Como apuntaba un sensato y avispado tuitero, “que todo ello no dependa del gobierno español sino de las autoridades europeas, es un detalle irrelevante”.
No vamos a entrar en el detalle de los gastos, porque se trata de una decisión política sometida a la ideología de los proponentes, pero sí debemos analizar con detalle los ingresos que van a posibilitar dichos gastos. Y ahí entramos en los terrenos del Mago de Oz:
De los 96.000 millones señalados, 68.000 (un 70,83%, señalados en rojo) se encomiendan a fuentes de financiación totalmente inciertas y poco acreditadas:
- 12.000 millones obtenidos de la lucha contra el fraude fiscal. Al menos, ya no son los 45.000 millones que proclamaban antes de las elecciones. Les invitamos a revisar las medidas del programa, en donde advertimos muchos más gastos probables (de personal, operativos y costes ocultos) que ingresos esperados. Este dato, siendo el más plausible de todos no se implanta con un mayor número de inspectores fiscales, sino con lo que ellos denominan “el concurso ciudadano”, básicamente chivarse de lo que tiene el vecino en nombre del patriotismo mal entendido. Buscan crear escuadrones vecinales de chivatos profesionales del régimen. ¿Les suena?
- 29.700 millones de, toma castaña, “efecto multiplicador”. Merece la pena leer la explicación sobre esta cantidad:
"El gasto público del Estado genera actividad económica, lo cual se traduce finalmente en un mayor consumo e inversión y, con ello, en mayor recaudación fiscal. Teniendo en cuenta que este multiplicador del gasto es claramente mayor que el multiplicador de los impuestos, el efecto estimado sobre los ingresos que cabe esperar por esta vía es de 29 700 millones de euros”.
Ahí lo dejan, y se fuman un puro. Nos lo tenemos que creer, porque sí.
En éste punto, hay que explicar que el gasto público se financia de dos maneras: vía impuestos, o vía financiación en los mercados. Una financiación que tiene un coste ( denominado el interés de la deuda), y que hay que pagarlo al prestamista. Es decir que es una premisa falsa. Otro Unicornio Amarillo.
- 26.300 de los “ahorros” (=menos esfuerzo de ajuste) derivados de la nueva senda de reducción del déficit. Sí, esa que las autoridades europeas concederán graciosamente sin contrapartida alguna. Vamos, como en el caso de Grecia o de Portugal.
El resto de ingresos, 28.000 millones (un 29,17%) corresponden a la recaudación adicional esperada de una nueva reforma fiscal. Dicho en román paladino: más impuestos, salvo en el caso de IVA (merced a unos confusos ajustes), lo que supone superar los 200.000 millones de euros en las principales figuras impositivas, techo que sólo se consiguió en el pico más alto de nuestra monumental burbuja inmobiliaria. Ya nos explicarán cómo se consigue tal objetivo con un 20% de paro y con una economía todavía en lenta senda de recuperación de niveles precrisis, sin construcción ni turismo y con el ajuste productivo aún sin consolidar.
La pregunta en éste punto es obvia: ¿Pretende Podemos construir mas carreteras, mas Aves a ninguna parte, más Universidades, más puentes? ¿Quizá pantanos? ¿Exactamente en que piensa invertir Podemos el dinero público? Dicen que contrataran un millón de funcionarios más, España pasaría de tres millones a cuatro millones de funcionarios: ¿Es eso inversión productiva o se puede denominar de otra manera?
En materia de Inversión Inmobiliaria, su política es franquista: se trata básicamente regresar a las medidas que estaban en las leyes de 1947, 1957 y 1964.
Gráfico: Absolutexe
Merece la pena recordar en este punto que el impacto de las reformas fiscales emprendidas en el período 2011-2014, tan ferozmente criticadas por Podemos, supuso ya 31.112 millones de euros adicionales a las arcas del estado. También resulta interesante destacar que el desvío de los ingresos tributarios sobre lo presupuestado, en ese mismo período, fue de -17.107 millones de euros. Hagan cálculos. ¿En cuánto se pueden quedar finalmente esos 28.000 millones?
Interesante también es es el punto del IVA del 25% para los “productos de lujo”. Una propuesta que es imposible porque la UE no permite tipos impositivos superiores en el IVA al general ( que está en el 21%). Pero les da igual, porque ellos en realidad lo que quieren es cambiar Europa. En todo caso, conviene recordar que la Industria del Lujo da trabajo en España directamente a 200.000 personas ( individuos con familias), y que el año pasado supuso ventas superiores a 10.000 millones de euros. El ingreso medio de un artesano de la marroquinería, joyería, industria del calzado de lujo o de moda es superior a la media. Todo rllo sin entrar en el turismo de lujo y su impacto en la Economía, o en la gastronomía de lujo y su capacidad de movilizar crecimiento económico local. Detalles sin importancia: el lujo es malo.
El documento establece que el esfuerzo en IRPF recaerá sobre las rentas mayores de 60.000 euros de base imponible. De nuevo, recordemos: las rentas de más de 60.000 euros generan apenas un 33% del total de la recaudación. Apretando a estos contribuyentes, retocando deducciones y corrigiendo “la dualidad de la tarifa entre rentas del trabajo y ahorro” se pretende recaudar 10.000 millones adicionales. Ahí es nada.
Sumen a ello una “reforma en profundidad del Impuesto de Sociedades” (+12.000 millones) y la recuperación de Patrimonio y Sucesiones (+2.000 millones). Pero es que además se sacan de la chistera “otros” 8.000 millones de euros en “fiscalidad verde” (atentos a las medidas), un “impuesto de solidaridad” a las entidades financieras y el Impuesto sobre Transacciones Financieras (la famosa Tasa Tobin).
Esto es: impuestos, impuestos y más impuestos que, de forma directa o indirecta, acabarán pagando sí o sí “la gente” para la que pretenden legislar.
Es más, ¿tal incremento fiscal sobre familias y empresas no va a tener repercusión en el estratosférico crecimiento esperado? ¿No afectará al consumo, a la inversión y al emprendimiento, y por ende al multiplicador mágico? ¿Dónde se contempla la reacción de los agentes económicos a estas medidas? ¿Y la supervisión y armonización europeas? Demasiados interrogantes para demasiado humo.
Montoro, con la mayor subida de impuestos de la historia, subiendo 5 puntos el marginal por la necesidad de cuadrar las cuentas, aumentó la recaudación de IRPF en 4.000 millones. Ellos creen que van a sacar más del doble.
No hablan ya de "impuestos a rentas altas" sino "acomodadas". En Navarra o Cantabria ya han demostrado que suben los impuestos a todos. Especialmente a los pobres, incrementando los indirectos -gasolinas, etc-.
La media histórica de errores en estimación de ingresos fiscales, según el BCE, es del 1% del PIB. Eso significa que Podemos lanzaría a España a un déficit anual superior al 8%, el mayor del mundo y unos 240.000 millones más de deuda. Eso llevaría a la prima de riesgo a dispararse aunque el BCE nos apoye, como hemos visto en Portugal o Grecia.
Podemos se ha inventado el multiplicador del gasto corriente. Estiman una expansión económica que duplica el crecimiento medio histórico del PIB nominal aumentando en 93.000 millones el gasto corriente. No la inversión.
Es una broma pensar que la solución es gastar más cuando llevamos ocho años con una expansión fiscal de más de 60.000 millones anuales. Pero es alucinante que Podemos pida más déficit -más deuda- cuando en sus mítines y sus cientos de horas de televisión han estado pidiendo insistentemente auditoria de la deuda, impago y salida del euro. ¿Quieren pedir más para luego no pagar? Genial.
El plan es claramente anti empleo y anti crecimiento, subirá impuestos a Pymes y autónomos, y no existe un solo caso de semejante subida de impuestos y aumento del gasto en la OCDE que haya generado crecimiento del empleo.
Podemos olvida el impacto del aumento de flujo de deuda aunque el BCE la monetice. Un dato relevante: cada 1% de eventual incremento del coste de la deuda de aquí a 2019, supone unos 10.000 millones de gasto adicional. Además, aumentar el déficit en tal cantidad va a disparar la prima de riesgo, y con ello destruye el acceso a crédito de empresas y familias.
En fin, juzguen ustedes mismos.
Daniel Lacalle es economista y director de inversiones en Tressis Gestión.
Sebastián Puig (autor de este blog) es analista, escritor y conferenciante.
Pilar García de la Granja es periodista, especializada en información económica y Jefe de la corresponsalía de Tele5 en Nueva York.
"En mi empresa se practica el empowerment"... ¡Cuñaooooo!
Una conducta empresarial bastante habitual en estos tiempos es la de escoger un modelo de gestión, de organización o de mejora continua que esté de moda e implantarlo porque a los directivos, simplemente, les gusta.
Se hace porque les parece atractivo, proporciona apariencia de modernidad y otorga a quienes lo practican un halo de liderazgo guay, muy vendible. Mi experiencia al respecto es que muchas veces se trata de un cambio cosmético , que se queda en la superficie sin asimilar las enseñanzas del modelo. Como resultado, la mal renovada organización brilla un tiempo y enseguida declina y destiñe, como cualquier ropaje de mala calidad, hasta que las prácticas se abandonan. Se desperdician así unos preciosos recursos que hubieran podido dedicarse a tareas de verdadero valor, además de generar frustración en el personal y resistencia a futuros cambios.
Hace unos años tuve la ocasión de tratar breve e indirectamente con una empresa de tamaño medio, joven y dinámica, durante unas sesiones formativas. La curiosidad me llevó a observar su comportamiento organizativo mientras estaba con mis asuntos. Fijarse en los hábitos cotidianos de las personas, sea cual sea su estatus, y conversar francamente con quienes hacen que las pequeñas y grandes cosas sucedan, son dos hábitos muy recomendables para cualquier analista. Un viejo proverbio danés dice que a quien teme preguntar, le avergüenza aprender . No puedo estar más de acuerdo. Siempre habrá alguien de quien podamos aprender alguna cosa. Siempre.
En este caso, la anécdota surgió cuando uno de los directivos de aquella empresa presumió, en una conversión distendida ante unas cervezas, de que en su compañía se practicaba el "empowerment" (en España usamos el término empoderamiento ); esto es, se fomentaba el desarrollo en los trabajadores de una confianza en sus propias capacidades. No quise ser descortés y afearle tal presunción delante de los presentes, y no tuve después ocasión de comentárselo en privado, lo que lamento.
— Hijo, ¿qué vas a ser de mayor?
— jordisan -aka RamSys (@jordisan) febrero 3, 2016
— Proactivo, resiliente y asertivo.
— Cuenta con mi mentoring para empoderarte.
— Gracias por la sinergia.
Durante esos pocos días de convivencia, había podido comprobar como la capacidad de decisión y acción de muchos de sus trabajadores era mínima, lo que me resultó llamativo porque se trataba de personas muy cualificadas y de amplia experiencia profesional, capaces de afrontar tareas complejas de manera reflexiva y precisa. De hecho, cualquier decisión operativa relevante en esa empresa debía recorrer un tedioso camino de ida y vuelta, un verdadero disparate ineficiente y paralizador. ¿Qué sentido tenía, existiendo una cultura empresarial robusta, unos objetivos claros y unas reglas operativas bastante bien estructuradas, tener que pedir autorización en cada paso del proceso, máxime disponiendo de un equipo humano solvente y bien entrenado?
En estos casos, la mejor opción es dejar al equipo adoptar decisiones y actuar al nivel más bajo, debiendo mantener la jefatura un papel supervisor y orientador. Ello exige, por supuesto, una dirección que conozca al dedillo su empresa, entienda los procesos, asuma los riesgos y tolere las incertidumbres.
Si hubiera tenido la oportunidad, habría compartido con ellos tres sencillos consejos:
1. Instruye a tu equipo, mediante el ejemplo y la interacción, para ejercitar su capacidad de anticipar, pensar, juzgar, decidir y actuar con independencia. 2. Deja de comportarte con ellos como si fueras una niñera. 3. Aprende a quedar satisfecho con "soluciones aceptables" aunque no sean las "soluciones perfectas" que habías diseñado en tu flamante Power Point durante la última junta, ni las que tú, exclusivamente, crees que son correctas. Observa atentamente, recomienda y deja hacer. Seguro que te sorprenden.