La corrupción como factor geopolítico

Los recientes escándalos de corrupción internacional ponen luz sobre un fenómeno cuya solución no puede alcanzarse únicamente en clave nacional a la vez que alertan sobre la necesidad de mantenerse vigilantes. El mundo globalizado, líquido y dominado por flujos, se ha hecho pequeño y la vida local se ha entrelazado con estructuras, procesos y eventos globales. Ahora bien, la globalización también internacionaliza cosas tan indeseables como la corrupción.

Este fenómeno, complejo y diverso, debilita al Estado y hasta puede propiciar su colapso. Los procesos en cuestión tienen lugar principalmente en entornos regionales, por lo que obligan a soluciones del mismo signo, que además deben ser integrales. Estas pasan por el reforzamiento de los Estados – y con ello de sus instituciones - desde sus propias referencias culturales, así como también por una mayor información y transparencia.

Se ha publicado en el Instituto Español de Estudios Estratégicos un trabajo en el que he participado como coautor junto con mi apreciado compañero Federico Aznar Fernández-Montesinos . Es un Documento de Análisis largo y denso, pero que tal vez les pueda interesar.

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El camino ético

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(Breve reflexión a raíz de la sentencia de los ERE... y muchas otras que la precedieron y las que seguro la seguirán)

El camino ético en el mundo político (o en el económico, académico, personal, etc.) siempre resulta el más difícil. Por eso suele ser el menos transitado.

Los atajos existentes son variados y tentadores, y suelen activar resortes de la debilidad humana: ansia de notoriedad, poder, codicia, pereza. La mayor ganancia con el menor esfuerzo. Sortear la ley en lugar de cumplirla. Dejar de transitar por tantos y engorrosos trámites administrativos, democráticos o virtuosos.

Una vez escogido el desvío, es difícil volver atrás. El dinero rápido, la solución fácil, el ansiado aplauso, el voto, llaman a proseguir mientras la sensación de impunidad crece. Muchos acaban creyendo estar por encima del bien y del mal, devorados por el éxito. Pero el nudo en la garganta persiste siempre, la vibración de la navaja no deja descansar el oído, el convencimiento íntimo del mal proceder sigue ahí, rumiando, cangrenando, aunque se le quiera dar sepultura en las catacumbas de la mente.

Pueden transcurrir meses, años, décadas, pero la podredumbre acaba estallando y repartiendo pestilencias. El culpable, de pronto, se enfrenta a la constancia de su culpa. Pero no esta solo; también llega el turno de aquellos que le acompañaron en su deriva. Los que confiaron de buena fe, desconociendo las más elementales normas de prudencia; los que ensalzaron tanto despropósito, y los presuntos expertos que, a sabiendas de que el asunto apestaba (o peor aún, sin preocuparse por saberlo), embarcaron a otros en la inmundicia.

Una y otra vez, la historia se repite. Y no parecemos aprender.

Calidad institucional y progreso económico en España: análisis y propuestas

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“El reto de mejorar la calidad de las instituciones de gobernanza no es trivial puesto que incluye aspectos muy diversos que van más allá del control de la corrupción y que abarcan cuestiones como la fortaleza de los organismos de control, la calidad regulatoria, la eficiencia administrativa, la agilidad del sistema judicial, la transparencia del sector público y el buen desempeño del gobierno en la prestación de servicios públicos. En todo caso, y además de por razones éticas y políticas, la mejora de la calidad de la gobernanza debe constituir una pieza clave de la estrategia de desarrollo de la economía española a largo plazo.”

Parece mentira que no se le de divulgación a trabajos tan completos como el que resumo en este hilo. Lo tiene todo: investigación, diagnóstico y propuestas de mejora de nuestra calidad institucional. Una guía de actuación idónea para cualquier partido que se precie de reformista.


Algunos datos sobre economía sumergida (tip: cuidado con las fuentes)

Breve reseña de las últimas investigaciones sobre el tema, a propósito de una información publicada en Twitter, conteniendo un mapa de la economía sumergida con datos mal referenciados a un estudio de FUNCAS

Hasta en la sopa

Ayer noche cené sopita caliente, esa de letras que tanto me gusta porque me recuerda la niñez. Como antaño, jugué a componer palabras, pero sólo conseguí formar una: 

La deshice de inmediato, pero las letras quedaron flotando muy cerca, amenazando con recomponerse. Las sorbí de una cucharada pero se resistieron a ser deglutidas y me atraganté. Entre toses y arcadas, aprovecharon para escabullirse por el conducto nasal, camino de mi oído interno. Sentí como lo atravesaban para instalarse finalmente en mi cerebro. 

Ahora no dejan de atormentarme. Se agitan, picotean mis neuronas y activan las sinapsis cuando leo el periódico y se ven reconocidas en cada titular o pie de foto. Vibran entusiasmadas al escucharse en los telediarios y espacios radiofónicos, y me inoculan dolor cuando trato de ningunearlas. 

Me han robado la paz de espíritu. Soy un pobre ciudadano en busca de ese gramo de soma que cure mis diez sentimientos melancólicos. ¿Qué puedo hacer? Tal vez si pongo la Sexta... 

Me cuentan que por allí sale a menudo un tipo con coleta y mucha labia que promete dinero para todos en un nuevo paraíso terrenal. Eso suena bien. Total, para escuchar cantinelas, al menos que nos regalen los oídos.

Les dejo, pues. Voy a tirar la sopa por el retrete y a sentarme frente al televisor. 

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