El señor Pablo Iglesias y sus humeantes números
En Storify, contrastando con datos algunas cifras imposibles, presentadas al público como veraces, sin réplica periodística...
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En Storify, contrastando con datos algunas cifras imposibles, presentadas al público como veraces, sin réplica periodística...
Magnífica reflexión leída en el timeline de Alberto Brandolini, dedicada a todos aquellos que todos los días, incansablemente, se baten el cobre para desmontar las recurrentes avalanchas de falacia y demagogia:
“The amount of energy needed to refute bullshit is an order of magnitude bigger than to produce it.”
Ayer se publicó mi nuevo artículo en Sintetia, que trata sobre los subterfugios que utilizamos continuamente en el debate económico actual, y que ha generado interesantes intercambios de pareceres en la red:
La entrada analiza el terreno minado de la falacia discursiva, ese cotidiano cúmulo de argumentos torticeros y simplones que tanto abunda en el debate económico. Es una reflexión que surge, además, gracias al estudio del tema por parte de mi hija Itziar en la clase de Lengua Inglesa Avanzada de su High School.
Como magnífico complemento, uno de los lectores compartió el enlace a un breve pero brillante libro sobre el tema, que puede ser visualizado o bien descargado, y al que pertenece la imagen que encabeza este post:
“El primer principio es que no debes engañarte a ti mismo, y tú eres la persona más fácil de engañar.”
Primera reflexión tras conocer la noticia de la cancelación de la colaboración de Juan Ramón Rallo con TVE: sólo se avanza desde la curiosidad intelectual, la duda y el contraste de esa duda mediante el debate continuo de ideas contrapuestas.
“En la discrepancia y en la disdencia se revelan las personas que reflexionan y toleran. Lo demás, es farsa.”