Según los cálculos efectuados por la Fundación Renacimiento Demográfico, en 2008 las cotizaciones de la Seguridad Social de los trabajadores en activo cubrían el 105% del gasto en pensiones. En 2014, sólo un 62%. Se estima que más del 50% del déficit actual del sistema es debido a la demografía. Si añadimos los factores económicos, la situación resulta cuando menos inquietante.
¿Podremos sostener esta situación más allá del medio plazo? ¿Serán el crecimiento económico y la reducción de la población capaces de demorar un nuevo e ineludible ajuste a la baja de las pensiones futuras? Tales cuestiones merecen una planificación estratégica mucho más decidida por parte los poderes públicos, pero este parece ser un tema que "nunca toca". Como escribí hace una semanas, supeditar lo importante a lo urgente, el atajo más seguro para llegar a ninguna parte. Y en esta cuestión, estamos más que avisados.