Calidad institucional y progreso económico en España: análisis y propuestas

Portada.png

“El reto de mejorar la calidad de las instituciones de gobernanza no es trivial puesto que incluye aspectos muy diversos que van más allá del control de la corrupción y que abarcan cuestiones como la fortaleza de los organismos de control, la calidad regulatoria, la eficiencia administrativa, la agilidad del sistema judicial, la transparencia del sector público y el buen desempeño del gobierno en la prestación de servicios públicos. En todo caso, y además de por razones éticas y políticas, la mejora de la calidad de la gobernanza debe constituir una pieza clave de la estrategia de desarrollo de la economía española a largo plazo.”

Parece mentira que no se le de divulgación a trabajos tan completos como el que resumo en este hilo. Lo tiene todo: investigación, diagnóstico y propuestas de mejora de nuestra calidad institucional. Una guía de actuación idónea para cualquier partido que se precie de reformista.


El alquiler de vivienda en España: es hora de innovar

alquiler-e1536251331698-1140x419.jpg

Mi última colaboración en Agenda Pública trata un tema de máxima actualidad. Ahora que hablamos tanto de solidaridad social y generacional, reducir las dificultades de acceso a la vivienda a nuestros jóvenes y a nuestros conciudadanos menos afortunados sería un ejemplo del que podríamos sentirnos muy orgullosos.

Leer artículo completo.

El "dólar español" y el primer capítulo de la globalización

"Se puede argumentar que cuando España instituyó una moneda común con el Real de a Ocho, también conocido como Piezas de Ocho, o Dólar Español, se escribió el primer capítulo de la globalización."

La comunicación estratégica: un reto ineludible del Estado

comunicación-estratégica-en-red-social-44011460.jpg

Uno de los objetivos más importantes para cualquier estado democrático consiste en articular una comunicación estratégica (política, económica y social) que acompañe la acción gubernamental, tanto interna como externa. En este sentido, no son pocos los ciudadanos, analistas y periodistas que se preguntan sobre la labor que el estado español ha realizado para contrarrestar la ofensiva mediática de la Generalitat y su maquinaria afín durante el proceso secesionista que estamos sufriendo en España.

En mi nueva entrega para Agenda Pública reflexionamos sobre ello.

Leer artículo completo...

Gasto público por conceptos en los últimos 20 años

Magníficos y reveladores gráficos de Javier García Echegaray (@JavierGEc), un destacado miembro de Thinknomics. Para pensar.

Gasto público por concepto en los últimos 20 años: valores nominales

Gasto público por concepto en los últimos 20 años: valores relativos sobre PIB

Gasto público por concepto en los últimos 20 años: valores deflactados

¿España 2016?

"Érase una vez cuatro personas que se llamaban: todo el mundo, alguien, cualquiera y nadie. Había un trabajo importante para hacer y todo el mundo estaba seguro que lo haría alguien. Cualquiera podía hacerlo, pero no lo hizo nadie. Sin embargo, alguien se enfadó porque era trabajo de todo el mundo. Todo el mundo pensó que cualquiera podría hacerlo, pero nadie se dio cuenta de que todo el mundo no lo haría. Al final todo el mundo culpó a alguien cuando nadie no hizo lo que cualquiera podría haber hecho"

Josep María Renter 

Gestionar España como una empresa

Dedicado a Rosa María Artal,
desde mi intenso aunque decreciente aprecio
y muy amplia discrepancia

Todo empezó con este inclasificable tuit:

La reflexión tuitera pretendía ser un crítica contundente de 140 caracteres a unas declaraciones de Albert Rivera, uno de los blancos preferidos de la periodista, relativas a la mejor forma de gestionar España. Las declaraciones de Rivera se produjeron en el programa de Jesús Calleja de Cuatro, y en ellas afirmaba literalmente esto:

La empresa más importante de España, que es España, la tenemos que gestionar como una empresa, y no puedo hacer barbaridades como estas, con costes y sin ingresos, porque me voy a la calle

Las "barbaridades" a las que se refería el líder de Ciudadanos eran los despilfarros de dinero público tales como "planes E", aeropuertos sin aviones y AVES sin apenas viajeros. En ese contexto, su reflexión era sensata y tenía mucho sentido económico. Pues no, según Artal y varios seguidores de diversa condición y educación que interaccionaron conmigo ese día, gestionar como una empresa es "primar los beneficios, ergo malvado ultraliberalismo". Genial.   

Tal sentencia encierra un desconocimiento palmario de los principios de gestión empresarial, unos prejuicios ideológicos importantes, o una combinación de ambos. También pudo tratarse de un desliz, un lapsus en forma de exabrupto facilón e irreflexivo, con mera vocación ad hominem. Cada uno que juzgue lo que le parezca oportuno.

La pura sensatez nos dice que Rivera estaba hablando de los principios de gestión que determinan el éxito de cualquier buena empresa, y con ello no nos referimos a diversos y llamativos ejemplos patrios de capitalismo castizo, sino a la realidad mucho más discreta y dura de la enorme mayoría del tejido empresarial de nuestro país. Cabría recordar a Rosa María Artal y sus afanados seguidores que en España hay más de tres millones de empresas, de las cuales el 99,88% son pequeñas y medianas (entre 0 y 249 asalariados), PYMES que generan el 66% del empleo nacional. Y si las empresas (grandes o pequeñas) no tuvieran beneficios, dejarían de existir, por lo que no habría trabajo ni impuestos ni administración ni servicios públicos ni recortes de los que preocuparse. Parece mentira que, a estas alturas de civilización, sea necesario explicarlo. 

En un aterior post de este blog dedicado a recortes y despilfarros, ya apuntábamos algunos criterios básicos de gestión empresarial aplicados al sector público. Decíamos entonces que los bienes públicos, obtenidos a través de impuestos, constituyen un verdadero tesoro para nuestra sociedad. Los cargos políticos y los funcionarios deberían tenerlo en cuenta a la hora de manejarlos, y obrar como un cajero cuidadoso con aquellos caudales que no son suyos. Asimismo, los ciudadanos deben utilizar los bienes y servicios públicos de forma cívica y responsable. Cuestión de derechos y deberes. 

Por tanto, cuando hablamos de gestionar España como una empresa, nos estamos refiriendo a esto, y no a otra cosa:

Los ciudadanos (y eso incluye a todos, empresarios, trabajadores privados y públicos, desempleados, pensionistas y estudiantes), a través de sus impuestos y  sus votos, son los accionistas de esta empresa común: aportan el capital y, teóricamente, eligen al consejo de administración (gobierno) de acuerdo con sus competencias profesionales y orientaciones estratégicas (programas políticos).  La empresa España, en un ideal de buena gestión, debe perseguir la satisfacción de los intereses de estos ciudadanos-accionistas a través de la creación de valor, esto es, la prestación de unos servicios públicos esenciales que maximicen los recursos empleados, con calidad y de una manera eficiente y sostenible en el tiempo, alejada de florituras y dispendios. Ese es el auténtico beneficio de gestionar como una empresa. Y no nos confundamos: los responsables últimos de ese buen gobierno somos los propios ciudadanos-accionistas, en nuestra doble condición de paganos y electores.  

Más allá de los ciudadanos y agrupaciones de ciudadanos, no debemos olvidar a los grupos de interés (los llamados stakeholders en inglés), a quienes también concierne el buen funcionamiento de nuestra empresa España, como por ejemplo: organismos internacionales a los que pertenecemos, instituciones de muy diversa naturaleza, países con los que comerciamos, mercados financieros a los que acudimos, organizaciones no gubernamentales, etc.

Así, nuestra España S.A. constituye un sistema complejo, con numerosos interesados en su buena gestión,  todos ellos colaboradores necesarios y beneficiarios directos o indirectos de la misma. Una empresa que debería regirse por los principios universales que orientan la actividad de todas las corporaciones exitosas: integridad, responsabilidad,  transparencia, rendición efectiva de cuentas, respeto a las leyes, adecuada supervisión, sostenibilidad financiera y, por supuesto, las tres "E":

  • Economía:   hacer las cosas con el menor coste posible en recursos.
  • Eficacia: alcanzar los mayores resultados posibles.
  • Eficiencia: alcanzar los mayores resultados posibles con el menor coste posible.

Todo ello tiene muy poco que ver con el "beneficio" espurio ni con el libre mercado ni, desde luego, con el "ultraliberalismo", signifique lo que signifique el palabro. ¿No te parece, querida Rosa María?

 Un muy cordial saludo de tu seguro seguidor lentejero.


Nota: en una versión anterior de este artículo, se indicó erróneamente que Rosa María Artal es militante de Podemos, hecho que la propia periodista ha desmentido a este autor de malas maneras. 

Nota 2: muy poco después de la nota anterior, Rosa María Artal se presentó como candidata de Podemos a las elecciones por Zaragoza (no consiguió el escaño). Al recordarle su reciente desmentido en Twitter, la periodista se limitó a bloquearme (su actividad más habitual en la red social). Máxima coherencia.