Unos apuntes necesarios sobre la inflación de octubre

Los últimos datos de Eurostat muestran que el IPC general armonizado en la eurozona alcanzó el 10,7%. En España, el dato es del 7,3%, lo que nos presenta como el segundo país con una subida de precios más moderada. Sin embargo, hemos de tomar estos datos comparativos con prudencia.

Fuente: el Mundo

No hace mucho tiempo, en pleno despegue inflacionario, se desató una elevada presión política sobre el Instituto Nacional de Estadística (INE), porque el IPC no reflejaba adecuadamente el incremento de los precios de la electricidad, al recoger sólo los datos de la tarifa regulada, que era la que estaba sufriendo la subida.

No obstante, ahora que por la excepción ibérica la parte más sustancial de la subida eléctrica se está cargando a los clientes de la tarifa libre, que no mide el INE, ha desaparecido por arte de magia dicha presión revisionista. Eso, sin olvidar el impacto de la reducción del IVA.

Del mismo modo, todo el precio del gas que mide el INE corresponde a la tarifa regulada, que ha tenido importantes rebajas por la bajada del IVA al 5% y un cierto alivio de los precios internacionales. Los clientes de mercado libre se han visto mucho menos beneficiados por la rebaja, lo que ha determinado que se esté produciendo una huida masiva a la tarifa subvencionada.

La realidad es que con otra medición, podríamos estar ahora mismo con 3 o 4 puntos de IPC general por encima de lo publicado. Todo ello debemos tenerlo en cuenta en nuestros análisis, tanto para la crítica como por la presunción, y no ser tan desmemoriados cuando nos interesa.

Si quieren una comparación más homogénea de los datos de inflación de la eurozona en octubre, mucho mejor recurrir a la evolución de la inflación subyacente (no exenta tampoco del impacto de ayudas y cambios impositivos), en la que nuestra posición comparativa está mucho más ajustada a la media europea, como muestra este gráfico del profesor Combarro.

¡No fue la Troika, estúpido! Hechos sobre la debacle griega en 10 tuits

Miquel Roig nos recuerda muy acertadamente que los problemas de Grecia empezaron mucho antes de que la denominada Troika entrara (con mejor o peor fortuna) en acción.  

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(Leer de abajo arriba)

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A este respecto, el pasado mes de noviembre recomendaba en un post un excelente y revelador "paper" de Luis Espinosa Goded, titulado "El Soprendente Caso de la Medición de la Deuda Griega. Crímenes, Mentiras y Estadísticas". 

Que el ruido mediático no les estropee una reflexión equilibrada sobre el tema.

El Kit Maybelline de los gobiernos manirrotos

El pasado 21 de noviembre publiqué en Sintetia la primera parte de un nuevo artículo, a propósito de la lectura de un magnífico documento de trabajo del FMI elaborado por  Timothy C. Irwin, sobre lo que el autor denomina “accounting devices”: artificios contables destinados a reducir el déficit oficial del año en curso incrementando el déficit futuro, aplicables también a los datos de deuda.

La entrada incluía una sencilla tabla con la taxonomía de tales estratagemas, organizadas según los efectos a conseguir en el ejercicio corriente y las consecuencias derivadas de su aplicación en ejercicios futuros:

Pueden acceder al artículo completo en el siguiente enlace:

Sobre deuda, déficit, mentiras y estadísticas varias

Descubro gracias al siempre inquieto Simón González de la Riva un excelente (a la par que inquietante) "paper" de Luis Espinosa Goded, titulado "El Soprendente Caso de la Medición de la Deuda Griega. Crímenes, Mentiras y Estadísticas".

En el trabajo, partiendo del ejemplo de la crisis de Grecia y de documentos de la Unión Europea, se cuestiona la posibilidad de medir la deuda de los países y las dificultades que una medición tan compleja presenta, así como de armonizar tales mediciones entre unos estados que emplean metodologías diversas. El autor pone asimismo en tela de juicio la capacidad de Eurostat para ejercer como supervisor eficaz de los datos proporcionados por los países miembros.

Concluye que datos como la deuda pública (o el déficit) no se pueden medir ni calcular con precisión, tan sólo "estimar" con un amplio margen de error y una limitada capacidad de supervisión por los organismos supranacionales. 

En el caso del déficit, Luis Espinosa apunta:

Las estadísticas las elaboran los estados miembros y las remiten a Eurostat, quien las publica conjuntamente ‘haciéndolas suyas’. Al ser los Institutos de Estadística organismos de los estados, y al tener las estadísticas presentadas tan importantes consecuencias económicas y políticas, los incentivos en juego para la presentación de datos ‘mejorados’ son altos. Así se reconoce en una Staff Discussion Note del Fondo Monetario Internacional, ’Accounting devices and fiscal illusions’, en el que se advierte de que:

’A government seeking to reduce its deficit can be tempted to replace genuine spending cuts or tax increases with accounting devices that give the illusion of change without its substance, or that make the change appear larger than it actually is. Under ideal accounting standards, this would not be possible, but in real accounting it sometimes is’.

En la nota se analizan hasta cinco maneras de hacer “desaparecer” parte del déficit:

1) Hidden Borrowing
2) Disinvestment
3) Deferred Spending
4) Foregone Investment
5) Disappearing Government.

Pueden consultar el documento (muy recomendable también) al que hace referencia el autor en este enlace. Muchos de los subterfugios que en él se describen les serán muy familiares; yo suelo denominarlos familiarmente el Kit Maybelline de no pocos gobiernos.

El caso de las cifras del déficit griego resulta paradigmático:

Termina el "paper" con una cita memorable del Estadístico Jefe de la Unión Europea, señor Redermacher:

The truth is not my business. I am a statistician. I don’t like words like ‘correct’ and ‘truth.’ Statistics is about measuring against convention.

Ahí queda eso. Para analizar y pensar. Mucho.