Inflación: evolución y tendencias

La inflación se ha instalado en nuestra realidad económica con una brutalidad insospechada, especialmente si atendemos a lo que nos contaban los gobernadores de los bancos centrales, muchos analistas y representantes políticos en plena salida de la pandemia, cuando las presiones inflacionistas eran evidentes, pero ellos insistían en su transitoriedad e impacto limitado.  

Mi último artículo en Sintetia hace un recorrido analítico sobre la evolución reciente y posibles tendencias de la inflación global durante 2023. Hay que ampliar la perspectiva para entender mejor lo que pasa.

La volatilidad e incertidumbre siguen siendo máximas.

Leer: Una historia de inflación

Apuntes sobre la inflación de diciembre.

La tasa anual de la inflación subyacente se eleva 6 décimas en diciembre (dato adelantado), hasta el 6,9%, superando la inflación general. Sigue muy elevada, no es un dato bueno.

En variación MENSUAL, suben tanto la general (+0.3) como la subyacente (+0,8). La inflación subyacente es un indicador más preciso de coyuntura presente que el dato general, ya que muestra los cambios que se producen en los precios en el corto y en el medio plazo, eliminando efectos volátiles. Y estos son los que nos afectan de lleno a los ciudadanos.

En el contexto actual, la inflación general está afectada por topes, subvenciones, bajadas extraordinarias de impuestos y cálculos aún incompletos de los precios que pagan las familias por la energía y otros factores. Su reducción es buena señal porque nos marca la tendencia de los próximos meses y contribuye a anclar las expectativas, pero no impactará de lleno en los hogares mientras la subyacente no se modere, y ya vemos que por el momento no lo hace. Por tanto, seamos prudentes en nuestros análisis y no nos precipitemos al sacar conclusiones.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) publica también otro dato muy relacionado con la complicada coyuntura económica actual: el ahorro de los hogares, que prosigue con su caída. La tasa de ahorro sin efectos estacionales y de calendario es del 5,7% de su renta disponible, 2,7 puntos inferior a la del trimestre anterior.

Habrá que estar muy atentos a la evolución de esta coyuntura durante los próximos meses. La ralentización económica combinada con alta inflación tiene un nombre muy feo.


Actualización: el dato definitivo de diciembre fue de un 7% en la subyacente, con un 15,7% la alimentación.

Unos apuntes necesarios sobre la inflación de octubre

Los últimos datos de Eurostat muestran que el IPC general armonizado en la eurozona alcanzó el 10,7%. En España, el dato es del 7,3%, lo que nos presenta como el segundo país con una subida de precios más moderada. Sin embargo, hemos de tomar estos datos comparativos con prudencia.

Fuente: el Mundo

No hace mucho tiempo, en pleno despegue inflacionario, se desató una elevada presión política sobre el Instituto Nacional de Estadística (INE), porque el IPC no reflejaba adecuadamente el incremento de los precios de la electricidad, al recoger sólo los datos de la tarifa regulada, que era la que estaba sufriendo la subida.

No obstante, ahora que por la excepción ibérica la parte más sustancial de la subida eléctrica se está cargando a los clientes de la tarifa libre, que no mide el INE, ha desaparecido por arte de magia dicha presión revisionista. Eso, sin olvidar el impacto de la reducción del IVA.

Del mismo modo, todo el precio del gas que mide el INE corresponde a la tarifa regulada, que ha tenido importantes rebajas por la bajada del IVA al 5% y un cierto alivio de los precios internacionales. Los clientes de mercado libre se han visto mucho menos beneficiados por la rebaja, lo que ha determinado que se esté produciendo una huida masiva a la tarifa subvencionada.

La realidad es que con otra medición, podríamos estar ahora mismo con 3 o 4 puntos de IPC general por encima de lo publicado. Todo ello debemos tenerlo en cuenta en nuestros análisis, tanto para la crítica como por la presunción, y no ser tan desmemoriados cuando nos interesa.

Si quieren una comparación más homogénea de los datos de inflación de la eurozona en octubre, mucho mejor recurrir a la evolución de la inflación subyacente (no exenta tampoco del impacto de ayudas y cambios impositivos), en la que nuestra posición comparativa está mucho más ajustada a la media europea, como muestra este gráfico del profesor Combarro.

Estrategias empresariales en tiempos revueltos

¿Qué pueden hacer las empresas en la actual coyuntura de inflación, volatilidad e inseguridad? Las prioridades deberían centrarse ahora mucho más en la continuidad del negocio, la resiliencia y las entradas de la cadena de suministro global.

La mayoría de las compañías han tomado medidas para buscar fuentes de suministro alternativas y tener mayores niveles de inventario. Las que se ven directamente afectadas por la invasión de Ucrania y las disrupciones globales buscarán desviar sus cadenas de suministro o buscar nuevos proveedores. Ya está ocurriendo.

Se deberían incluir nuevas mediciones para evaluar la resiliencia de los modelos de negocio: se hace necesario medir y conocer no sólo el tiempo de recuperación de la empresa (Time to Recover) ante un parón no planificado de la actividad, sino también su tiempo de supervivencia (Time to Survive) en caso de una interrupción de los suministros o servicios de proveedores externos.

Desgraciadamente, si la situación actual se mantiene durante los próximos meses, la mitigación final es que los aumentos de costes se trasladen al consumidor, alimentando aún más la inflación. Podremos ver el resurgimiento de los recargos por combustible u otros similares, especialmente en el transporte y sectores verticales integrados, como forma de repercutir los aumentos de precios.

En cuanto las estrategias financieras, las empresas tienen varias opciones, que iremos viendo desplegar cada vez más. Entre ellas, cabe destacar:

  • Detener los proyectos de inversión de capital que tienen un rendimiento financiero marginal: las estructuras de costes van a cambiar de forma desfavorable, lo que reducirá el flujo de caja operativo. Al mismo tiempo, el aumento del riesgo y la incertidumbre va a incrementar las tasas de descuento.

  • Invertir en activos fijos: el coste de los bienes de capital se enfrentará a una presión al alza. En un ciclo inflacionista, aferrarse al efectivo es una estrategia equivocada. Lo más probable es que se produzca un repunte en la sustitución/reposición de activos fijos y un aumento de la actividad de adquisición.

Además, resulta imprescindible tener capacidad de reacción rápida:

  • Crear flexibilidad en los contratos: es fundamental que las empresas incluyan cláusulas de precios de transferencia en sus contratos con los clientes. Compartir riesgos con ellos puede ser una buena estrategia.

  • Si la pandemia no llevó a un examen cuidadoso de la probabilidad y el impacto de una amplia gama de riesgos a las empresas, la crisis en Ucrania debería hacerlo. En un entorno tan volátil e incierto, el análisis de riesgos y la forma de mitigarlos es un proceso crítico y continuo. Y ello necesita buenos sistemas y personal especializado. Y mirar tanto dentro de la organización como fuera, ya que, para muchas empresas, su mayor riesgo es la economía global. Monitorizar, monitorizar y monitorizar.

Recuperación económica, inflación y límites de la política monetaria.

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Las tensiones deflacionistas sufridas por las economías avanzadas tras la crisis financiera de 2007-2009 están llegando a su fin. En este nuevo entorno macroeconómico de crecimiento y recuperación, hace falta terminar con las políticas monetarias no convencionales y afrontar un probable escenario inflacionista, aunque aparentemente la inflación todavía se mantenga en niveles bajos. En este sentido, resulta también necesario replantearse las formas de medirla y revisar tanto la oportunidad como la efectividad de fijar y perseguir activamente unos objetivos determinados de inflación. Un camino lleno de incertidumbres y no exento de riesgos sistémicos. En mi nuevo artículo de Thinknomics analizamos todos los elementos mencionados.

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