Pequeñas motivaciones de andar por casa

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Una actitud positiva vale más que cien manuales de autoayuda.

El filósofo estadounidense William James afirmaba que los seres humanos, mediante el cambio de nuestra actitudes internas, podemos modificar los aspectos externos de nuestras vidas. Aunque no consigamos influir en todas las circunstancias que nos rodean, creo sinceramente en la idea expresada por James. El propio refranero popular lo corrobora cuando nos pide que pongamos buena cara al mal tiempo. Y es así.

Regresar al trabajo y al trajín cotidiano después de un merecido descanso vacacional forma parte de nuestra normalidad, y como tal deberíamos asumirlo. Sin entrar en circunstancias personales, que uno tenga salud y pueda trabajar constituye, ya de por sí, un motivo de satisfacción en los duros tiempos que corren. Una vez interiorizado este hecho, tan sólo hacen falta algunos empujones adicionales para arrancar la jornada de manera favorable. En este sentido, soy un firme defensor de las rutinas íntimas. Me refiero a esas modestas costumbres y satisfacciones que nos permiten calentar el motor vital y esbozar la primera sonrisa del día. Debemos cultivarlas y promoverlas.

En mi caso, siempre me levanto más temprano de lo necesario para poder asearme y desayunar sin prisas. Salto de la cama con buena disposición. Preparo la ropa que me voy a poner, bebo un gran vaso de agua y antes de ducharme dejo lista la mesa del desayuno, que en mi caso es copioso: un plátano, un bol de cereales, tostadas o galletas y café. Me afeito escuchando las primeras noticias del día y sigo con ellas en la radio mientras como con tranquilidad y curioseo las últimas actualizaciones en mi timeline de Twitter. Arrancar la jornada con parsimonia me ayuda a acelerar más tarde.

He aquí un pequeño ceremonial que funciona. Otros seguirán sus propias y efectivas rutinas; el objetivo es contribuir a la creación de una corriente positiva que nos ayude a sobrellevar las dificultades y obligaciones diarias. Dicho lo cual, siento una tremenda curiosidad por saber qué les funciona a ustedes.

Incentivos Vs trabajo burocrático: una compleja "ciencia"

Hace una semana publicaba en Sintetia una reflexión sobre la insuficiencia del incentivo económico cuando nos hallamos ante un trabajo rutinario en las trincheras amedministrativas. Factores tales como que demuestren aprecio por nuestro trabajo, mantener una buena relación con nuestros jefes, desempeñar una labor gratificante, tener un espacio de trabajo agradable, y la existencia de otros beneficios no pecuniarios, pesan tanto o más que la pura retribución económica. La clave está en que la gente que trabaja en la empresa perciba que está mejor formando parte de ella.