Analizando la cruda realidad de los bonos ligados al crecimiento

En mi primera entrega sobre este tema en Sintetia efectuaba unas reflexiones iniciales, así como una breve descripción teórica, de los bonos ligados al crecimiento(bonos ligados a la capacidad de pago, bonos vinculados al PIB o bonos PBI) un instrumento financiero muy poco conocido y utilizado, pero que ha saltado a la palestra informativa al constituir una de las propuestas estrella de formaciones de izquierda como Syriza y Podemos.

 La idea de estos bonos parece tremendamente atractiva sobre el papel de un programa electoral y a los ojos de cualquier ciudadano, pero en la práctica, las dificultades e interrogantes existentes hacen que la implantación de estos bonos sea una cuestión todavía muy incierta, hecho que corroboran las contadas emisiones habidas en el pasado (Costa Rica, Bulgaria, Bosnia Herzegovina y Argentina) y sus más que discutibles resultados.

En mi nueva entrada trato precisamente de tales dificultades y cuestiones no resueltas, con el objeto de que ningún lector se deje llevar por bonitos cantos de sirena:

Bonos ligados al crecimiento (II): la cruda realidad

Canela, yo, regaderas de colores y flores de Puno

(Texto revisado y rescatado de la eliminación alevosa que en su día efectuó  el diario"El País" de todos los blogs de su Comunidad, incluido el mío. Demos gracias a una oportunísima copia de seguridad).

Una de las cosas que más me gusta hacer los domingos es madrugar.

Levantarme cuando todos duermen, disfrutar del silencio de la casa con una taza de café y navegar por la red, leyendo de forma aleatoria, dejándome sorprender. También resulta un momento excelente para escribir o empezar a esbozar proyectos. La mente fresca, recién soñada, tiene esa tersura de las cosas descansadas y permite que las ideas fluyan sin esfuerzo ni cortapisas. Después, sobre las 09:30, llega Canela reclamando su paseo. Puede ser una caminata a paso ligero, una carrera o un vagabundeo, pero para mi perra es el mejor momento del día. Sabe que las mañanas dominicales son sus mañanas, y así me lo recuerda. Insistentemente, hasta que abandono el escritorio.

Hace ya casi dos años, antes de viajar a los Estados Unidos, andábamos zascandileando por el campo entre matojos y senderos, cuando nos cruzamos con un caminante solitario que subía la pendiente a paso vivo.

Era un tipo chiquito, de piel morena y curtida, con porte de indio andino. En condiciones normales no le hubiera prestado atención, pero aquel hombre acarreaba dos regaderas de latón. Una roja, de tamaño mediano, muy abollada, y otra verde más nueva y pequeña. Se me hacía raro verlo allí, en medio del campo, tan diminuto, tan apurado y reconcentrado, con esas dos regaderas de colores a cuestas. Como quien no quiere la cosa, decidimos seguirlo a distancia. No sé si les he comentado que Canela y yo somos dos curiosos impenitentes.

Anduvimos más o menos en paralelo durante unos diez minutos, hasta que se detuvo en medio de un grupo de arbustos y plantas, al abrigo de unas rocas solitarias. Entonces depositó las regaderas en el suelo, se agachó y empezó a canturrear mientras acariciaba tallos, desbrozaba malas hierbas y regaba aquel rincón campestre que al parecer era tan suyo.

No pude resistirme y me acerqué. El hombre se levantó con toda naturalidad, dándome los buenos días y sonriéndome con una dentadura descompuesta. Tenía un fuerte acento sudamericano, difícil de entender, porque además hablaba muy bajito. Le pregunté por aquel ritual. Me dijo que se llamaba Uriel (eso creo) y que era peruano, natural de Puno.

"Estas son plantas puquinas, de mi tierra. Yo las cuido". Me nombró algunas, pero no las recuerdo.

"¿Y las regaderas?", inquirí, curioso.

"Una tiene sólo agua y la otra un preparado con cositas que les pongo para que estén hermosas y fuertes".

Uriel me contó que llegó a Madrid con sus hijos hacía más de diez años, en pleno auge de la construcción. Ahora llevaba casi tres en paro, pero no se quejaba: su hija y su yerno tenían un trabajo estable y con eso salían adelante. Él, de vez en cuando, hacía chapuzas que completaban el presupuesto familiar.

"Mis hijos y nietos son españoles, ¿sabe?", me comentó, orgulloso pero con cierto tono melancólico.

"Entonces ¿no quiere regresar al Perú?"

"Todavía no he vuelto allá, señor. Lo añoro, pero no había futuro, sólo hambre".

Luego añadió, mientras arrancaba hojas secas de uno de los arbustos:

"Ustedes, que ahora hablan tanto de crisis, no saben lo que es la pobreza. Tenían que conocer mi aldea. Además, uno tiene su patria donde florece su familia. Mire las plantas. Son un poco como yo: no son de acá, pero no conocen lugar mejor".

Me contó también que, en su Puno natal, se dedicaba a recoger y vender hierbas y flores medicinales en los mercados.

"Allí tenemos de todo. Hojas, tallos y pétalos para corregir la sangre, para el dolor de estómago, para el cambio de vida de las mujeres, para los nervios, los sustos, las muelas, el mal aire... Hay varias parecidas por aquí".

Me señaló algunas y me habló de sus propiedades, con un murmullo que a veces se me hacía incomprensible. Canela lo olisqueaba de vez en cuando, meneando el rabo en busca de atención. El tiempo nos pasó volando. Había que regresar a casa para preparar el desayuno de mis chicas. Lo dejé con sus afanes y una sensación de paz y maravilla.

Si hay algo que siempre, siempre me sorprende, es la gente. Como decía Carl Sagan, en algún sitio algo increíble espera ser descubierto. Y no hay nada tan increíble y rico como el ser humano. No encontraremos tanta diversidad ni en cien mil millones de galaxias.

Desde entonces, pienso muy a menudo en Uriel y en su actitud ante la vida, y más ahora que vivo fuera de mi tierra (aunque en condiciones incomparablemente mejores). En lo mucho que nos miramos el ombligo y en lo demasiado poco que valoramos lo que tenemos.

También me digo que todos deberíamos llevar nuestras propias regaderas de colores, para así hacer florecer. día tras día, pequeños paraísos. Porque una suma de paraísos modestos, alcanzables y compartidos constituyen el mejor futuro posible para todos.

Errejón, la inanidad y el mito de los bonos ligados al crecimiento

Publica hoy Íñigo Errejón (Podemos) un ampuloso artículo en El País ("Grecia en la encrucijada"), repleto de tópicos y de lugares comunes más propios de un panfleto electoral que de un presunto brillante licenciado. Convierte la bajada a la cruda realidad de Syriza en "logros parciales", dibuja una Alemania malvada que viaja "por caminos alejados de la dignidad de los pueblos europeos", clama contra "la ortodoxia de la austeridad" (recuerden mi reciente repaso de la lexicografía al uso) y afirma barbaridades tales como la que sigue:

Si se disolviera la eurozona tal y como la conocemos, todos entraríamos en un descomunal juego de suma cero: todas las partes perderían.

Le recomendaría al señor Errejón que repasase el concepto de suma cero antes de pontificar inanidades y meterse en sonrojantes charcos conceptuales. También le agradeceríamos que no dibuje realidades alternativas, como cuando afirma que "la puesta en marcha por parte del BCE de un plan de expansión cuantitativa no se entiende al margen de la entrada en escena de Syriza".  Todo un maestro del birlibirloque, Don Íñigo.

Y, por supuesto, aparece de nuevo esa idea de las "propuestas tan sensatas como financiar la deuda en base al crecimiento". A este respecto, el autor  se limita a mencionar el concepto sin explicar (ni saber, me temo) de qué está hablando, cómo funciona un instrumento de deuda ligado al PIB ni cuáles son sus pretendidas ventajas e inconvenientes, no vaya a ser que descubramos que es otro de esos globos ideológicos que tanto les gusta lanzar

Para despejar tales dudas, la semana pasada publicamos en Sintetia la primera parte de un artículo dedicado precisamente a los bonos ligados al crecimiento, una idea atractiva pero muy poco sólida y además, con paupérrima y muy discutible experiencia de aplicación:

El próximo martes 17 podrán leer ustedes la segunda parte de la entrada. Hasta entonces, sigan ustedes observando la realidad con ojos curiosos pero críticos.


Tus finanzas, tus reglas.

El pasado 23 de febrero se publicó una nueva entrada en mi blog sobre finanzas éticas y responsables de Domestica Tu Economía. En ella reflexionaba sobre la necesidad de interiorizar las buenas prácticas financieras y aplicarlas de forma que nos funcionen en el día a día. Ello implica ceñirse a unos buenos hábitos cotidianos y, sobre todo, hablar mucho sobre finanzas en el ámbito familiar:

Los Diarios de Canela, una perrita en North Bethesda

Desde el pasado 2 de diciembre de 2014, fecha de su presentación oficial en The Luxonomist (revista digital especializada en información económica y tendencias con clara visión crítica y formativa), mi perrita Canela lleva dictándome todos los miércoles nuevas páginas de su Diario. En ellas va contando a los lectores su experiencia norteamericana desde una perspectiva perruna. 

Canela escribe sobre sus increíbles vecinos humanos y caninos, sus experiencias cotidianas, las últimas novedades sobre moda canina, en fin, sobre todo lo que va viendo y olfateando con su curiosidad insaciable.  

Hoy, con una entrada dedicada a su ama, cumple ya 10 artículos. Y quedan muchos más por venir.

En el menú superior del blog tienen ustedes un acceso directo a todos las entradas de ese Diario. Que lo disfruten, porque no sólo de economía vive el hombre.

Grecia y la Eurozona: posibles escenarios, en diez tuits

Atendiendo una pregunta de mis apreciados @Juanalvrod @gatnau @Cabor22 sobre posibles escenarios en la situación griega.

Otro posible escenario mixto, nada descartable, sería el de una salida pactada del euro, orquestada como desacuerdo, pero con ayudas europeas para no dejar derrumbarse el país. ¿Con default o sin default? That is the question... 

¿Bazas de Grecia? Pocas. Su posición en Europa es muy débil y delicada:

Actitud sobre el euro y tipo de interés de los bonos a 10 años

El PIB griego, en contexto

 Grecia Vs Eurozona: indicadores

La declinante demografía griega

El mito de los bonos ligados al crecimiento, revisado en diez tuits

Reflexiones a vuelatuit sobre la propuesta de Syriza (y Podemos) relativa a la posibilidad de emitir bonos ligados al crecimiento (además de convertir la deuda en perpetua), una cuestión sobre la que hay muy poca divulgación en los medios económicos:

El tema merece un artículo de fondo, algo que estoy considerando para Sintetia.  A este respecto, Pepe Fdez-Albertos me ha proporcionado un enlace a un interesante "paper" sobre el tema (de pago), que data de 2004 y que leeré con sumo interés. 

En relación con la fiabilidad contable de algunos países en lo que se refiere a la publicación de ciertas cifras macroeconómicas clave, viene a cuento mencionar dos artículos publicados hace unos meses:

Estaré encantado de leer sus aportaciones al respecto.