2024: un año geopolíticamente incierto y difícil

Mis conclusiones en el webinar de Global Chartered Controller Institute, GCCI: 2024 se presenta muy incierto.

La inflación, a pesar de la reciente mejora, sigue siendo un aspecto clave a seguir. Se observa una tendencia a la baja, con una moderación de los precios energéticos, aunque las materias primas y los alimentos siguen en niveles elevados. Si se mantiene esta tendencia de descenso, podría conllevar a una bajada progresiva de los tipos tasas de interés, lo que reduciría su impacto en la economía, especialmente en familias y empresas, muy castigadas por una acumulación sucesiva de impactos sanitarios, económicos y sociales. No obstante, el principal riesgo actual, que puede trastocar todo este panorama, es el geopolítico. Por tanto, la incertidumbre es máxima.

Hiperpriorizar

Los Controllers de gestión deberán prepararse psicológicamente para reaccionar a un contexto en el que la incertidumbre va a ser una constante en los próximos años.

En este contexto, las empresas deberán desarrollar un control de gestión interno potente para que sean más flexibles, horizontales y sepan reaccionar con mayor rapidez ante los cambios.

El #controller ha de estar preparado para “hiperpriorizar” acciones en un escenario de incertidumbre y, sobre todo, planificar para la disrupción, no para la perfección.

Mi ponencia en el congreso Controller Centricity 2023

La comunicación estratégica: un reto ineludible del Estado

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Uno de los objetivos más importantes para cualquier estado democrático consiste en articular una comunicación estratégica (política, económica y social) que acompañe la acción gubernamental, tanto interna como externa. En este sentido, no son pocos los ciudadanos, analistas y periodistas que se preguntan sobre la labor que el estado español ha realizado para contrarrestar la ofensiva mediática de la Generalitat y su maquinaria afín durante el proceso secesionista que estamos sufriendo en España.

En mi nueva entrega para Agenda Pública reflexionamos sobre ello.

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Fútbol, bombas e instrumentos financieros: la historia del "traderrista" de Dortmund.

La noche del pasado martes 11 de abril se produjo un ataque con explosivos al paso del autobús que transportaba a los jugadores del Borussia de Dortmund cuando se dirigían a su estadio para disputar un partido de la Champions. La autoría del atentado,  en el que resultó herido el jugador español del equipo, Marc Bartra, apuntaba inicialmente al terrorismo islamista (con pistas falsas y fake news incluidas), hasta que las investigaciones han conducido a la detención de un ciudadano germano-ruso, un tal Sergej W, cuya motivación nada tenía que ver con el radicalismo yihadista.

Por lo visto, la intención del tal Sergej era provocar una muy fuerte caída de las acciones del Dortmund, por las que había apostado previamente a la baja usando un instrumento financiero,  una operación que le hubiera reportado pingües beneficios de no haber sido bloqueada por los responsables de su entidad financiera, que olieron a chamusquina y lo comunicaron a las autoridades. Jugando con las palabras, bien podemos decir que se trató de un acto "traderrista" en toda regla.

Malas explicaciones

Una de las cosas que más me han llamado la atención sobre la noticia, es la pobre cobertura que ha tenido en la prensa, incluso la en económica. Cierto es que el tema es complejo de explicar para los no iniciados, pero hubiera merecido la pena un mayor esfuerzo didáctico para describir los detalles económicos a los lectores; estoy convencido que a muchos les hubiera interesado.

Ejemplo de explicación defectuosa lo tenemos en un artículo de OK Diario, que mientras estoy redactando este post todavía sigue sin modificar, pese haber sido avisados hace más de 24 horas. El autor realiza un voluntarioso y encomiable esfuerzo por contar lo ocurrido de la mejor forma posible, pero en el camino se empantana notablemente y acaba confundiendo hasta el título: 

La explicación que se ofrece en el diario sobre la maquinación económica del atacante, con citación de "experto" incluida, resulta, cuando menos, confusa. La redacción tampoco ayuda:

Repasando conceptos básicos: el short selling.

En los mercados financieros, cualquier inversor puede apostar a la baja por un determinado valor (acciones, títulos de deuda pública o corportativa...).  Típicamente, ello se consigue mediante posiciones de “venta corta” (short selling). En ellas, el inversor toma prestados títulos de un determinado mercado de valores (stock loan) para luego ofrecerlos a la venta con la intención de recomprarlos a menor precio (covering) en el futuro, devolviendo en ese momento los títulos al prestamista (y embolsándose la ganancia). Esta operación se facilita todavía más si ni siquiera se piden prestados los títulos (naked short selling).

En nuestra historia,  el tal Sergej quería "ponerse corto" contra las acciones del Borussia Dortmund con todo el dinero que pudiera obtener (un crédito de 79.000€, según el Consejero de Interior de North Rhine-Westphalia) y sacar tajada de la eventual caída de cotización producida por su ataque con bombas. Sin embargo, en lugar de utilizar short selling, recurrió a otro instrumento financiero más sofisticado, los llamados put warrants o derechos de ventas de acciones.

Cómo funciona un put warrant

Un put warrant es un derivado financiero que concede a su titular el derecho a vender un determinado número de títulos de un activo financiero a un precio establecido (strike price) hasta una fecha tope (expiry date). En el caso que nos ocupa se trata de acciones, pero los derechos de venta también pueden referirse a materias primas, divisas o incluso índices bursátiles. A diferencia de una opción put, que es un instrumento propio del mercado de valoresun warrant lo comercializa una empresa. Es la empresa que finalmente proporciona los valores asociados al warrant, no el tenedor de las acciones. La mejor manera de intentar explicar su funcionamiento es mediante un ejemplo muy simplificado con números (el gráfico que acompaña al ejemplo ha sido obtenido de esta página y modificado por el autor).

Supongamos que usted adquiere un put warrant por valor de 1$, que le da el derecho de vender una acción de la empresa X a un precio establecido de 30$. La acción de X, en este momento, se halla en 35$. Por su conocimiento del mercado o simplemente porque necesita protegerse, usted piensa que la cotización de X podría ir la baja antes de la fecha de expiración del derecho, unas semanas después.

Si la cotización de las acciones de X finalmente se desploma por debajo de 30$, debe estar muy atento. Mientras la acción se halle entre 30$ y 29$, usted ya podría ejecutar el put warrant y efectuar la venta, pero todavía con pérdidas. Digamos por ejemplo que la acción está a 29,5$ cuando decide vender. La ganancia que obtiene por la venta es 30$ (lo pactado) menos 29,5$ (la cotización actual de la acción, lo que se paga por ella), esto es, 0,5$. Pero a ese resultado positivo debe todavía restarle el coste del put warrant (1$), por lo que realmente pierde -0,5$ (= 0,5$-1$).

Sin emabrgo, en cuanto la cotización caiga por debajo de los 29$ (límite denominado breakeven point, punto de ruptura), todo lo que se obtenga por la venta de las acciones se traduce en ganancias, mayores cuanto mayor sea la pérdida de valor de los títulos (la zona azul del gráfico). 

Imagine por un momento (insisto, estamos en un caso hipotético y muy simplificado) que hubiera adquirido 75.000$ en put warrants (a 1$ cada uno), y que decide ejecutar su derecho antes de vencimiento porque el precio de la acción se ha desplomado hasta los 15$. Hagamos cálculos...

  1. Put warrants, número de unidades: 75.000 (a 1$ cada una)
  2. Strike price: 30$
  3. Importe obtenido al ejecutar la venta: 75.000 x 30$ = 2.250.000$
  4. Cotización de X al ejecutar los puts: 15$
  5. Valor de las acciones a la venta: 75.000 x 15$ = 1.125.000$
  6. Ganancia total: 2.250.000$ - 1.125.000$ - 75000$ = 1.050.000$

En definitiva, con 75.000$ ha conseguido usted embolsarse la friolera de 1.050.000$ netos del ala. Ganancia que todavía hubiera podido ser más elevada con un mayor desplome de los títulos. Eso es precisamente lo que pretendía conseguir el atacante de Dortmund. Se estima que, de haberle salido bien la jugada, hubiese podido ganar más de 3 millones de euros. No obstante, la maniobra estaba destinada al fracaso, dada su palmaria desconexión con la realidad: resulta casi imposible emitir warrants (un derivado muy específico) por nominales tan altos sin llamar la atención de la entidad emisora, y mucho menos en este caso. 

Muchos lectores pueden preguntarse qué ocurriría en nuestro ejemplo si las acciones no bajaran durante el período de validez del derecho. La respuesta es fácil: usted NO ejecutaría el put warrant, y perdería los 75.000$ con los que compró los derechos de venta. Una pérdida sustancial, pero contenida. 

Moraleja

En definitiva, el "traderrista" germano-ruso se montó una auténtica película de Hollywood, que hubiera podido acabar en tragedia. Se creyó el más listo de la clase, pero en su peligrosa fantasía olvidó que siempre hay gente más preparada y profesional que sabe hacer su trabajo. Bien por la policía alemana y bien por los responsables de la entidad financiera que ataron cabos.   

En cuanto a los periodistas económicos, cabría recordarles que divulgar adecuadamente supone a menudo tiempo y esfuerzo, y que en ese difícil proceso de divulgación, el escritor siempre es el primero que debe aprender. Como decía Einstein: 

"Si no puedes explicarlo de manera sencilla, es que no lo has entendido lo suficientemente bien".  

Nota a las 17:30 del 23/04/2017: Borja Jiménez, autor del artículo de OK Diario mencionado en esta entrada, ha corregido y ajustado finalmente su texto, agradeciendo las explicaciones aquí efectuadas, gesto que le honra y que demuestra profesionalidad y saber estar. Asimismo, ha aprovechado para mencionar algunas cantidades de mis cálculos en las que había puesto euros en lugar de dólares. En este caso, me toca a mí agradecérselo. 

Calidad, claridad y concisión

Nota: entrada del 24/11/2008 recuperada y adaptada de mi antiguo y desaparecido blog.

José Antonio Millán mantiene abierta desde hace mucho tiempo su página "Perdón Imposible: Guía para una puntuación más rica y consciente ", todo un referente en lo que a redacción textual se refiere. Se trata de una extensión Web de su libro del mismo título. Éste nace de una curiosa anécdota atribuida a Carlos V. Según parece, al emperador le presentaron una sentencia para su firma. En ella se decía: "Perdón imposible, que cumpla su condena". En un momento de magnanimidad, el rey Carlos cambió la coma de lugar y el texto quedó así: "Perdón, imposible que cumpla su condena". Un pequeño gran cambio para el pobre reo.

La anterior anécdota viene a cuento por la poca importancia que solemos dar a la expresión escrita en el día a día de nuestros negocios. Además, a la mayoría de directivos y mandos intermedios españoles nos entra la vena gongorina al redactar informes, memorandos o notas de trabajo. Nos creemos poseedores de una pluma exquisita y empezamos a construir textos floridos, con párrafos interminables, repletos de adjetivos, adverbios, conjunciones y oraciones subordinadas. Textos que uno empieza y no termina nunca de leer, pues son como la escalera de Escher: un puro circunloquio que acaba por devolverte al punto de partida.

La causa de nuestra verborrea se debe, creo yo, a carencias formativas. La enseñanza de una correcta expresión escrita no es asignatura obligada ni en Institutos ni en Universidades; depende mucho de lo que exija cada docente. Tampoco en los masters y cursos de especialización se cuida demasiado esta faceta, otorgándose mucha más importancia a las presentaciones visuales y a la oratoria del individuo.

Sin embargo, no somos del todo conscientes del impacto que sobre el negocio puede tener un informe mal redactado, unas especificaciones imprecisas, unas recomendaciones confusas o un plan de empresa difícil de comprender. Y no digamos ya con imperdonables faltas de ortografía, tan a la orden del día. He leído textos de personas presuntamente bien preparadas que llevaban al puro sonrojo.

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Pienso que nuestra hermosa lengua, tan rica en matices, puede tener parte de culpa. La estructura del idioma inglés, por el contrario, facilita la sencillez y concisión a la hora de redactar, cualidades que debemos copiar sin rubor en nuestros textos de empresa. Sujeto, verbo y predicado constituyen el esquema básico de partida, del cual no deberíamos alejarnos demasiado.

Veamos un pequeño ejemplo sacado de la realidad. He aquí el texto de marras: 

Nuestros objetivos principales deberían ser, por su capacidad de crecimiento y oportunidades de negocio, muy especialmente en nuestro sector, los mercados emergentes.

Sin complicarnos tanto la vida, podríamos haber escrito lo siguiente:

Nuestros objetivos principales deberían ser los mercados emergentes, por su capacidad de crecimiento y oportunidades de negocio, especialmente en nuestro sector.

¿No les parece que se lee mejor?

Además de la organización sintáctica, la correcta puntuación de nuestros textos resulta también una tarea complicada. En esto, la sobriedad debe igualmente ser ley. Es preferible un punto y seguido que cinco comas, siempre. No deberíamos usar el punto y coma si no conocemos bien su función, y un punto y aparte puede salvar a cualquier párrafo de un destino tedioso.

Para probar la dificultad de una correcta puntuación, José Antonio Millán propone el siguiente texto literario: 

En la pared colgadas se ven dos hermosas fotografías una la de una dama de bellos y pensativos ojos con unos rizos sedosos tenues sobre la frente otra la de una niña tan pensativa y bonita como la anterior dama pero en la casa no se oyen voces femeninas.

Anímense a probar sin buscar la solución. Una pista: hay ONCE signos de puntuación.

En definitiva, cualquier ejecutivo (o administrativo) debería esforzarse por conseguir las "tres ces" que constituyen el título del presente artículo: Calidad, Claridad y Concisión.

Unos consejos finales:

  • Use frases cortas y comprensibles, con un vocabulario preciso y adecuado al asunto que se trate.
  • Evite los párrafos demasiado extensos. Utilice un párrafo por cada idea principal que pretenda expresar.
  • El texto debe reflejar una línea lógica de razonamiento. Introducción, antecedentes, desarrollo y conclusión no deberían faltar en ningún documento de trabajo.
  • Ante la duda, elija siempre la sencillez.
  • Recurra al diccionario y a los libros de estilo cuantas veces sea necesario.
  • Deje reposar el documento un cierto tiempo. Haga una segunda lectura y elimine todo aquello que no aporte valor. Tache, siempre tache: propóngase hacerlo en cada ocasión. Adelgazar es bueno.
  • Si puede, utilice la técnica del "burro patrón": haga que una tercera persona no "contaminada" por el tema lea el texto. Sea humilde y permita que le corrijan.

En esta cuestión, como tantas otras, la práctica nos acerca a la inalcanzable perfección.