Un pequeño mensaje de optimismo en una bolsa de papel reciclado

Hace unas semanas nos detuvimos a comer en un restaurante de la cadena de comida rápida mejicana (ellos la llaman "gourmet") Chipotle, muy popular aquí en los Estados Unidos.  Parte de la comida la pedimos para llevar a nuestra hija, metida de lleno en un cuadrangular de voleibol.

En seguida me llamó la atención una de las bolsas de papel reciclado, en la que podía verse un texto escrito. Pensé que se trataba de la consabida publicidad de marca, pero resultó que el texto era una reflexión de Steven Pinker (@sapinker en Twitter), psicólogo experimental, científico cognitivo, lingüista y escritor canadiense. La pieza, titulada "A Two-Minute Case for Optimism" me resultó una pequeña joya que merece la pena compartir.  A continuación les ofrezco mi traducción del inglés. Lean y dediquen unos minutos a pensar sobre lo expuesto.

Es fácil descorazonarse por las interminables noticias de violencia, pobreza y enfermedad. Pero los informativos presentan una visión distorsionada de la realidad. Tratan de las cosas que pasan, no de las que no pasan. Nunca verás un presentador de televisión informar que en un país NO hay guerra, ni que en una ciudad NO ha ocurrido un tiroteo masivo ese día, o que millones de ancianos de 80 años están vivos y saludables.

La única manera de apreciar el estado del mundo es contar. ¿Cuántos incidentes de violencia, hambre o enfermedad hay en proporción al número de personas en el mundo? Y la única forma de saber si las cosas mejoran o empeoran es comparar dichos números en períodos de tiempo diferentes: a lo largo de siglos o décadas, ¿las líneas de tendencia han sido positivas o negativas?

Y ocurre que los números nos cuentan una historia sorprendentemente feliz. Los crímenes violentos se han reducido a la mitad desde 1992, y en unas 50 veces desde la Edad Media. En los últimos 60 años, el número de guerras y de víctimas de guerras se ha desplomado. En todo el mundo, menos niños mueren, más niños van al colegio, más personas viven en democracia, más se pueden permitir pequeños lujos, menos enferman y más consiguen envejecer hasta edades avanzadas.

”Mejor” no significa “perfecto”. Demasiada gente vive todavía en la miseria y fallece prematuramente, y aparecen nuevos retos, como el cambio climático. Pero medir nuestro progreso en el pasado nos empuja a mejorar para el futuro. Los problemas que parecen irresolubles pueden no serlo; el ingenio humano es capaz socavarlos. Nunca hemos tenido un mundo perfecto, pero no resulta romántico ni ingenuo trabajar para mejorarlo.
— Steven Pinker


Reniego de la muerte sin sentido

Unas palabras anotadas en mi viejo Moleskine, en recuerdo de las víctimas de la barbarie cometida hoy en Francia, y de tantos otros caídos en nombre de fanatismos religiosos o políticos.

Reniego de la muerte sin sentido,
del sordo cataclismo de odio negro,
de tanto cuerpo roto y sueño yerto,
de pánicos, sirenas y ruido.

Reniego del terror encallecido
de la sangre que tiñe suelo y cielo,
del atroz fanatismo sin remedio
que engendra al ignorante y asesino. 

Un clamor de existencias amputadas
reclama la justicia del infierno
a todos los que hoy sobrevivimos.

Una sopa de rabia envenenada
que busca la venganza sin consuelo:
es la trampa mortal del enemigo.

2015: menos propósitos y más voluntad para cumplirlos.

Cada año que empieza renovamos largas listas de propósitos que muy pronto acaban arrinconadas y que ni siquiera nos molestamos en verificar una vez transcurridos los 365 reglamentarios días. 

El problema con tales listas es que la euforia de cada nuevo comienzo, si no es debidamente contrastada con nuestros errores u omisiones pasados, nos lleva una y otra vez a un ilusorio punto de partida. Por esta razón, sugiero reducir el catálogo de buenas intenciones y reforzar nuestra voluntad para su cumplimiento. 

Aquí va mi propuesta:

  1. Sonríe MUCHO más y sé constante en tu cordialidad.
  2. Desarrolla más autocrítica y mucha más energía para corregir los errores propios.
  3. Trata de meterte mucho más en la piel ajena antes de despellejar con tu crítica.
  4. Lo bueno cuesta. Debe costar para saber valorarlo en su justa medida. Haz que te cueste.
  5.  Atente con rigurosa disciplina a los propósitos anteriores y pronto verás los resultados.

Ah, y como siempre les digo: aunque el ascenso sea duro, Never Surrender.

Que tengan un muy potente y voluntarioso comienzo de año.

Crisis... ¿What Crisis?

crisis.

(Del lat. crisis, y este del gr. κρίσις).

1. f. Cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente.

2. f. Mutación importante en el desarrollo de otros procesos, ya de orden físico, ya históricos o espirituales.

3. f. Situación de un asunto o proceso cuando está en duda la continuación, modificación o cese.

4. f. Momento decisivo de un negocio grave y de consecuencias importantes.

5. f. Juicio que se hace de algo después de haberlo examinado cuidadosamente.

6. f. Escasez, carestía.

7. f. Situación dificultosa o complicada.

Si atendemos a las definiciones que el Diccionario de la lengua española ofrece sobre la palabra "crisis" comprobamos que ninguna tiene tintes catastróficos ni implica un final necesariamente negativo. La mayoría incide en el concepto de momento decisivo, punto de inflexión u ocasión de cambio. Y así es como debemos entender estos tiempos difíciles: como un reto a superar y una oportunidad de mejora.

Los obstáculos vividos durante estos últimos años han puesto en relieve nuestras grandes debilidades e ineficiencias. Sabemos de sobra lo que hicimos mal y hemos tenido innumerables ocasiones de analizar y corregir tales errore. En definitiva, esta crisis (que algunos imprudentes ya dan por superada) debería señalarnos el camino adecuado.

¿Cómo se traduce esta reflexión en consejos prácticos? Sin ánimo de pontificar, la sensatez debería llevarnos a:

  • Cuidar mucho más el detalle. En estos momentos, el ajuste fino es el que determina la supervivencia y debe llevarse a cabo en todas las áreas de nuestra economía, pública y privada.
  • Ser creativos en la formulación de nuevas estrategias, pero conservadores en las finanzas. Asegurar unas cuentas económicas sólidas y huir de veleidades, en cualquier ámbito, constituye un asunto prioritario y muy complejo, dadas las circunstancias actuales.
  • Mantener una visión positiva de la vida y confiar tanto en nosotros mismos como en los demás.
  • No abandonar nunca la curiosidad y las ganas de aprender.
  • Esforzarnos en ser honestos y mejorar como personas. El dinero, tan importante, no debe ser nuestro ÚNICO centro vital.

Así que, queridos lectores y amigos, relajen ese gesto crispado, y dispongan su mejor ánimo para este 2015 que empieza. Que no les falte salud, voluntad, valentía, honradez, amistad y amor. Aquí me tendrán para departir y compartir reflexiones o cualquier otro menester que requieran.

Never Surrender. Su entusiasta anfitrión.

Sebastián Puig.

PD: Este blog estará, como su autor, de merecidas vacaciones hasta después de la entrada de año. 

Feliz Lentejera Navidad

Desde el calor del hogar, les deseo unas felices fiestas.

Háganme el favor: consuman con moderación, inviertan con sentido pero derrochen todo el amor posible. Sean generosos sin esperar nada, olviden la puñetera crisis, recuerden a los menos afortunados y esperen siempre lo mejor del futuro.

Y ya saben: ésta es su casa. Hace mucho frío ahí fuera, así que pasen, pasen...

Éxito... relativo

"Debe evitarse hablar a los jóvenes del éxito como si se tratase del principal objetivo en la vida. La razón más importante para trabajar en la escuela y en la vida es el placer de trabajar, el placer de su resultado y el conocimiento del valor del resultado para la comunidad".

De nuevo, Albert Einstein

La buena mala fortuna

La soberbia y la pereza (moral, intelectual y cívica) tienen mucho que ver con una clase de individuo que me cuesta soportar, en el trabajo y en la esfera privada: el típico quejicoso que a la menor ocasión se lamenta por su mala fortuna. Para este personaje, cualquier eventualidad es digna de su plañido y siempre resulta ser el más perjudicado. Protesta tanto por su desventura como por la buena suerte del vecino. Amargado e insatisfecho crónico, puede envenenar cualquier grupo con su incansable derrotismo.

Cierto es que siempre tendemos a sobrestimar nuestras pérdidas o carencias, incluso si son ridículas, pero convertir ese comportamiento natural en un hábito malsano sólo nos puede llevar a la desdicha. Por otra parte, es un defecto fácil de subsanar: sólo tenemos que cambiar de perspectiva.

Ya lo dijo Ortega y lo formuló científicamente Einstein: todo es relativo. Y haremos bien en recordarlo cuando caigamos en la tentación del lamento fácil. Bastará con mirar a nuestro alrededor (y más allá: echemos un vistazo al planeta) para comprobar que hay personas que están mucho peor que nosotros, en muchos sentidos. No se trata de ser acomodaticios, sino equilibrados en nuestro juicio.

Demostrar empatía, arrimar el hombro y respirar el dolor ajeno no nos hará más felices ni más ricos, pero nos ayudará a valorar las dificultades en su justa medida. Sólo entonces podremos comprender que, en un mundo superpoblado de sufrimiento y pérdidas, tenemos infinidad de motivos para vivir de manera positiva sin amargarnos la existencia ni estropeársela a los demás.

Hasta en la sopa

Ayer noche cené sopita caliente, esa de letras que tanto me gusta porque me recuerda la niñez. Como antaño, jugué a componer palabras, pero sólo conseguí formar una: 

La deshice de inmediato, pero las letras quedaron flotando muy cerca, amenazando con recomponerse. Las sorbí de una cucharada pero se resistieron a ser deglutidas y me atraganté. Entre toses y arcadas, aprovecharon para escabullirse por el conducto nasal, camino de mi oído interno. Sentí como lo atravesaban para instalarse finalmente en mi cerebro. 

Ahora no dejan de atormentarme. Se agitan, picotean mis neuronas y activan las sinapsis cuando leo el periódico y se ven reconocidas en cada titular o pie de foto. Vibran entusiasmadas al escucharse en los telediarios y espacios radiofónicos, y me inoculan dolor cuando trato de ningunearlas. 

Me han robado la paz de espíritu. Soy un pobre ciudadano en busca de ese gramo de soma que cure mis diez sentimientos melancólicos. ¿Qué puedo hacer? Tal vez si pongo la Sexta... 

Me cuentan que por allí sale a menudo un tipo con coleta y mucha labia que promete dinero para todos en un nuevo paraíso terrenal. Eso suena bien. Total, para escuchar cantinelas, al menos que nos regalen los oídos.

Les dejo, pues. Voy a tirar la sopa por el retrete y a sentarme frente al televisor. 

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